Ira integrista contra una belleza
Los fundamentalistas egipcios se lanzan contra la actriz más popular por enseñar las piernas
La mas famosa actriz de cine egipcio de los últimos 15 años, Yusra, ha sido la última vìctima de los movimientos integristas islámicos que tienen en su punto de mira, y a menudo no sólo con demandas legales, a todo lo que en su opinión no sea el pensamiento del islam. Su delito es, según la denuncia, haber aparecido casi desnuda en la portada de la revista egipcia Cinema y Pueblo. La fotografía publicada correspondía a una escena de su última película, Los pájaros de la oscuridad, en la que la actriz muestra sus brazos sin cubrir y aparece vestida con una corta túnica que ofrece a la vista sus piernas. Esta obscenidad puede acarrear una pena de hasta tres años de cárcel por corrupción de la moral pública.Hacer cine en Egipto, hasta hace pocos años actividad en, auge y reconocida tanto por su producción como por su calidad, al menos en todo el mundo árabe, se ha convertido en una profesión plagada de dificultades, cuando no peligrosa por la combatividad de los defensores a ultranza de lo que entienden por pureza islámica. Y esto vale para toda actividad artística o intelectual. El grupo de abogados integristas dedicado a estas acciones legales, instigados por un oscuro jeque Yusef al Badri, piensa aprovechar el filón propagandístico y tiene en cartera otros 40 casos contra artistas e intelectuales.
Lo curioso de la denuncia contra Yusra es que otras actrices aparecen a menudo en poses similares en las revistas, e incluso en los grandes anuncios de los cines, lo que ha hecho pensar a los abogados de Yusra que el objetivo real de los demandantes tiene poco que ver con la moral pública y sí mucho con la propaganda que para su causa, acarrea la exposición pública de una figura tan conocida. La actriz, tras presentarse la demanda en su contra, se limitó a señalar que no le sorprendía nada "que estén haciendo este ruido precisamente cuando cineastas internacionales homenajean en mi persona a Egipto, a los artistas egipcios y a la mujer egipcia".
Tampoco se descarta, afirman sus defensores, que esta demanda tenga que ver con su participación en filmes como el mencionado, "donde se parodia a ese tipo de abogados integristas, o en El terrorista, donde, de una manera excesivamente simplista y con moraleja, se plantea el peligro de la ideología militante radical íslámica".
En la demanda contra Yusra también está incluido el editor de la revista, Abdel Monein Saad, por "complicidad en la corrupción de la moral de la nación".
En el terreno del cine, este tipo de acciones afecta desde hace tiempo a propietarios de salas, que se' han visto ante los tribunales por exhibir en los carteles anunciadores imágenes de mujeres que, en opinión de un occidental pacato, serían muy discretas, pero que para los celosos guardianes de la moral son pecaminosas.
Un director como Yusef Shahin, con más de setenta años de edad y un centenar de películas, ha visto cómo su último trabajo, El emigrante, coproducido y exhibido en Francia previamente, pasaba un auténtico calvario de meses en los tribunales para que pudiese ser proyectado en Egipto. Su pecado fue que algunos puristas islámicos, incluidos los de la prestigiosa mezquita de Al Azhar, creían ver en ella la representación de un profeta del islam, algo prohibido por la religión.
Actores como Adel Iman, por citar también el más famoso, protagonista con Yusra de El terrorista, lleva protección, policial, y el verano pasado se vio obligado a cancelar las representaciones que tenia previsto ofrecer en Alejandría de su obra de teatro El líder, que lleva dos años en cartel en El Cairo, por, motivos de seguridad.
El caso de Yusra, cuya segunda vista tendrá lugar este mes, "no es sino uno más de los que tienen por objetivo a artistas e intelectuales", según el director del Centro de Ayuda Legal y Derechos Humanos egipcio, Hisham Mubarak, para quien "se observa un incremento continuo del conservadurismo en nuestro ambiente cultural, con un auge del poder islámico apoyado por la debilidad ideológica de nuestro Gobierno y su incapacidad para afrontarlo".
Los abogados integristas, que por supuesto dicen no aceptar la violencia, se han amparado en la posibilidad que les ofrece la ley de la hisba, una figura jurídica islámica por la que cualquier persona puede demandar a otra si considera que ataca a la sociedad islámica.
Ante esta, táctica de los, abogados integristas para colapsar no sólo los juzgados, sino también la creación, artística e intelectual en Egipto, y por las protestas recibidas, el Parlamento egipcio aprobó recientemente modificar la legislación para impedir las demandas indiscriminadas basadas en la hisba.
Los integristas se percataron de la publicidad que pueden conseguir con el tipo de campañas como la lanzada contra Yusra cuando el año pasado lograron que un tribunal islámico decretase que el profesor de la Universidad de El Cairo Naser Abu Zeid era un apóstata del islam. Por tanto, se le condenaba a divorciarse de su esposa, lbtihal Yunis, un fallo que se encuentra ahora pendiente de confirmación.
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