Caballería aérea
Las Fuerzas Aeromóviles del Ejército se preparan para actuar en el exterior
Técnicamente no forman parte de la caballería, pero su actuación se asemeja mucho a la de los hombres del mítico general Custer. Eso sí, ya no necesitan polvorientos caminos para moverse. Simplemente van por el aire. Pertenecen al Ejercito de Tierra y su propio nombre (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, FAMET) y su leyenda en latín ("tanto en la tierra como en el cielo") dan cuenta del propósito con que nacieron en 1972: abrir las puertas a formar un conjunto de fuerzas aéreas y terrestres de gran movilidad y encuadradas bajo un solo mando. Sus caballos alados son modernos helicópteros de reconocimiento, ataque, rescate y transporte.Lejos de llevar colgados de sus patines (puntos de apoyo en tierra) grandes altavoces emitiendo a todo volumen Las Walkirias, de ellos penden las carcasas de sus misiles Hot y Milán. No se trata, pues, de un remake de Apocalypse Now, sino de las maniobras FAMET-96 que, supervisadas por el Jefe del Estado, han realizado a lo largo de una semana cerca de dos mil hombres y casi ochenta helicópteros.
Es la primera vez que el rey Juan Carlos ha visitado esta unidad y el evento ha coincidido con el anuncio de que el príncipe Felipe ingresará en los próximo días en la academia de helicópteros de Granada, para obtener las alas que le permitan "conducir" uno de estos aparatos.
El ejercicio FAMET-96 es complementario con el realizado meses atrás por otras unidades del Ejército con el apoyo de la aviación. El supuesto se asemeja a las misiones que las Fuerzas Armadas españolas tienen encomendadas dentro del contigente internacional para garantizar el proceso de paz en la antigua Yugoslavia.
Sobre el campo de maniobras de San Gregorio -en la orilla izquierda del río Ebro, antes de discurrir junto a la basílica del Pilar-, además de las nubes de polvo levantadas por las aspas de los Superpumas, ha planeado la reciente decisión del Gobierno de adquirir una nueva partida de estos helicópteros, a pesar de que los mandos militares habían aconsejado la compra de su competidor americano.
Quizás por la presencia del ministro, ahora en funciones, Gustavo Suárez Pertierra, los jefes de la unidad y los responsables del Ejército de Tierra se limitaron a acatar con disciplina la decisión y acallar los comentarios discrepantes con el ruido de las turbinas.
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