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La 2 recrea la integración de los asiáticos en EE UU en 'Toda una americana'

Descubrir a una familia asiática en una telecomedia norteamericana cuando la única minoría representada en el mundo de las teleseries es la de raza negra resulta, como mínimo, una novedad. Y si además tiene de participante ocasional al cineasta Quentin Tarantino, transformado para la ocasión en distribuidor de vídeos pirata, entonces probablemente merece un vistazo. Es el caso de Toda una americana, la comedia que acaba de estrenar La 2 de Televisión Española, y que se emite de lunes a viernes alrededor de las 21.30.

Su heroína es una joven coreano-americana (Margaret Cho) plenamente integrada en su país de adopción que choca con su tradicional familia, y muy concretamente con su madre (Jody Long). Aunque de momento todo lo que ha encontrado es un empleo tras un mostrador de cosmética, la joven persigue el sueño americano, mientras su madre, que habla con un fuerte acento, censura sus ideas demasiado "americanas" e intenta que su hija se case con un chico "normal", es decir, coreano y hecho a las viejas costumbres.Tradicionalista, pero contradictoria, la madre es capaz de defender los valores de la mujer sometida a la autoridad masculina y al mismo tiempo gritarle a su marido cuando éste le pregunta por sus calcetines: %Soy acaso tu criada?". Su hermano (interpretado por B. D. Wong, ganador de un Tony de teatro) ayuda a enredar más las cosas, y su padre (Clyde Kusatsu) es el pararrayos más a mano de uno y otro frente.

Una abuela típica

La abuela (Margaret-Amy Hill) cumple el papel habitual, no muy diferente del que se le reparte a la tercera edad que circula por la telecomedia: un poco excéntrica, un poco bufona, siempre mirando la televisión. El choque de culturas, sobra explicarlo, es visto desde el ingenuo americanocentrismo previsible: lo "americano" cae del lado de la libertad, la creatividad, la independencia, lo "coreano" significa pasividad, represión y estrechez de miras. Margaret Cho vive en un mundo "americano" con sus amigos y- eventuales relaciones sentimentales, y en otro muy distinto con su tradicional familia.

Toda una americana existe únicamente para el lucimiento de la cómica Margaret Cho, que a los telespectadores españoles les suena a chino, pero que no es una desconocida en el mundo de los humoristas que actúan en directo. La factoría Disney la descubrió para televisión [como a Tim Allen y sus Chapuzas en casa, que está emitiendo TVE- 1, también de lunes a viernes, cuando los acontecimientos deportivos lo permiten].

En la escena Margaret Cho solía demostrar su talento como observadora social, además de ser mucho más incisiva y una buena mimo. Como casi todos los cómicos que dan este paso, Cho, o bien se adapta mal al corsé de la fórmula de la teleserie costumbrista, o no tiene los guiones que merece para ser algo más que toda una telecomedia norteamericana.

La participación de Tarantino en Toda una americana tiene que ver con la propuesta exótica de esta telecomedia. El autor de Pulp fiction, buen degustador de las actuales series televisivas, parodia aquí su mayor éxito cinematográfico.. La abuela también realiza una sátira muy divertida sobre el actor Bruce Willis y su afición a la artillería pesada.

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