"Publicándolo cometeréis un crimen contra el cielo"
Ni el fontanero, ni el cristalero, ni el marido de Rosalía. La suerte, como de costumbre, ni se asomó a la UVA de Vallecas, la zona más pobre del barrio y en la que el lunes, todos los vecinos se acostaron creyendo que, quizá en el piso de al lado, dormía un conocido con 1.425 millones de pesetas bajo la almohada.Pasaban pocos minutos de las 18.30 de ayer cuando sonó el telefóno en la redacción de deportes del EL PAÍS. "Por fin les encuentro. Están buscando mal. No es la iglesia de la UVA sino la del pueblo, la vieja, la de la San Pedro Advíncula, la de Bernabé". Al otro lado de la línea una mujer de mediana edad daba la primera pista hacia los nuevos millonarios. "Son un grupo de chavales. Hacen actividades con Berna, van de acampada, y esas cosas". En Vallecas Villa estaba en la tarde de ayer Bernabé. Charlaba en la sacristía con Luis, el más viejo de sus colegas de la iglesia. El periodista, en privado, se identifica. Y el gesto de Bernabé se contrae. Le han descubierto. "Todo es mentira" responde malhumorado. "Si EL PAíS publica lo que usted dice cometerá un crimen contra el cielo".
Pero pronto, ya más tranquilo, se descubre. "Le puedo asegurar que yo no he ganado un duro". Pero sus chavales, sí. "Siempre rellenan una quiniela y esta vez les ha tocado. Curiosamente quien la rellenó es uno de los que menos saben de fútbol. Los que presumen nunca han acertado nada".
Bernabé guarda ocultos en su memoria el nombre de los 37 o 38 -"aún no sabemos cuántos son"- nuevos millonarios. El cura más buscado de los últimos tiempos se ha encontrado, a sus 34 años, con la segunda mayor alegría de su vida. "La primera", dice, "me la llevé el día que conocí a Jesucristo".
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