Evidencias
Dado que todos hablan hasta el aburrimiento del tema electoral, servidora también quiere soltar sus cogitaciones. Primero, respecto a las famosas encuestas, es evidente que los votantes del PSOE no se atrevieron a declarar su voto. Lo cual me tranquiliza, porque indica que esos electores seguían sonando con la bella utopía socialista, pero que sentían vergüenza, como personas bien nacidas que son, de votar a estos socialistas tan desagradables. Así es que todo ese voto sumergido no es propio de descerebrados, como dicen algunos analistas de derechas, sino de gente para mí equivocada (el socialismo no se apoya hoy votando al PRISOE) pero con un corazoncito moral abochornado por lo que está pasando: votar les votarán, pero hay que ver qué trago y qué sofoquina. Y no me digan que no es un alivio constatar que los votantes del PRISOE son más escrupulosos que sus políticos.Segundo, también es evidente que el PP y CiU acabarán por entenderse (otra cosa sería un auténtico escándalo), sólo que ahora están jugando al mus con la política, que si un órdago por aquí y un farol por allá; por cierto que al PP le vendrá muy bien aprender a respetar las nacionalidades, que es una de sus asignaturas pendientes (otras son, por ejemplo, el aborto, la sensibilidad social y la inconmensurable caspa de su propuesta cultural). Y tercero, déjenme decirles que el PP ha ganado. Como jugadora de mus que soy (González también lo es) reconozco las baladronadas de los sociatas: es típico del perdedor de mus intentar amargarle el triunfo al contrario. Pero el PP ha sacado el mismo resultado que el PSOE celebró como un éxito en el 93; y estoy segura de que Felipe daría gustosamente un brazo de Guerra a cambio de haber obtenido tan amarga victoria. Por mucho que digáis, mis queridos tahúres, habéis perdido.
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