Suárez, convencido de que habrá un traspaso de poderes ejemplar
, Adolfo Suárez aprovechó ayer que el Pisuerga pasa por Valladolid para recordar que el centrismo no consiste sólo en ocupar el espacio de centro, sino en un talante -dialogante- y en una manera de comportarse -tolerante- que favorecen los acuerdos entre fuerzas políticas distintas. ¿Qué mejor mensaje en un periodo de negociaciones para formar un nuevo Gobierno? Así que el ex presidente renunció a dar consejos y se declaró convencido de que Felipe González y José María Aznar, protagonizarán un traspaso de poderes "ejemplar".Acababa de recibir el premio Columna de la libertad, otorgado por la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) y entregado por su presidente, Vicente Montiel. Se encontraba en la Facultad de Ciencias de la Información, de la Universidad Complutense, en una sala abarrotada de estudiantes y en cuyas primeras filas se encontraban el ex vicepresidente del Gobierno Fernando Abril Martorell (UCD); el ex ministro de Justicia Fernando Ledesma (PSOE); el presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger; el presidente de honor de EL PAÍS, José Ortega Spottorno, y el ex Defensor del Pueblo Joaquín Ruiz-Giménez, entre otras personalidades.
Suárez había sido invitado a dar la lección inaugural, en este curso académico, de la cátedra Ortega y Gasset. Y fue saludado con una gran ovación cuando el secretario de la AEDE, Pedro Crespo de Lara, pidió el aplauso para quien está ya con un pie en la leyenda y otro pie en la historia. "En la historia viva", tuvo que apostillar el rector, Rafael Pujol, ante la sonrisa de un Suárez que se niega a que le den por enterrado, aunque sea un político "en jubilación voluntaria definitiva".Crítica al poder
En su lección, titulada La dignidad de la política, elogió el papel de los medios de comunicación en el restablecimiento de las libertades, por haber sabido anticipar el respeto al pluralismo y el ejercicio de la crítica al poder. Pero también recordó que él fue flagelado por críticas injustas, y menciono que los medios de comunicación deberían saber asumir las críticas que merecen por sus trasgresiones de la veracidad. Después, en su glosa de Maquiavelo, se preguntó: "Lo que no puede hacer ya el Príncipe ¿lo puede hacer [hoy] el dinero?"'. Y dejó la respuesta a la reflexión del auditorio.
Suárez había escogido la mención a El Príncipe para afirmar que "no existe una moral especial para el quehacer político", y que hoy la sociedad "se niega a aceptar a quienes vulneran las reglas que son de aplicación para los demás. El mínimo moral exigido a todos los seres humanos no admite excepciones. Y en eso han jugado un importante papel los medios de comunicación" al denunciar los abusos.
Suárez se revolvió contra el desprecio a la política, que nace, en su opinión, de una sociedad posmoderna que predica la "huida hacia la más estricta intimidad y la huida de los deberes ciudadanos". No quiso poner en circulación opiniones que puedan añadir dificultades a la formación de una mayoría gubernamental estable.
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