EL QUIRÓFANO
Tres perlasEl centro y las bandas. El Barça buscó superioridad en las bandas. Iván de la Peña, Roger y Sergi se juntaban por la izquierda; Figo, Amor y Kodro, por la derecha. Cuando el Valencia tenía el balón, podía salir cómodamente por el centro, precisar el pase con calma y llegar rápidamente arriba. Por ahí empezó a perder el partido el Barça.
Romero. Apoyado en la facilidad de pase de
sus compañeros en el estatismo de Kodro y en los movimientos de Mijatovic, que arrastraba a Abelardo, se hartó. de subir por su banda. Un Barça cansado, sin energía, sufrió mucho con este desajuste.
El portero y el pie. El segundo gol llegó por un intento de Busquets de enviar un pase a un compañero. Mijatovic lo interceptó y cogió al Barça descolocado. Parece lo ideal que el buen fútbol arranque en los pies del portero, pero los riesgos cuando sale mal resultan excesivos.
El gol 4.000. Amor. Se lo merece. Ha vivido íntegramente el ciclo Cruyff, siempre con su tranco seguro y su talante de jugador sacrificado, que renunció a un posible brillo en benefició del equipo. Las tarjetas le impidieron disputar la victoriosa final de Wembley. Un jugador con llegada, que va hasta el fondo a buscar el pase, que aparece por el lado ciego de la defensa. Representa una generación, una época y un estilo de juego, y merecía este premio.
28 quilates. El tercer gol del Valencia, con Mijatovic ganando por picardía, escapando por velocidad y rematando con tino; otra, un córner bien sacado por Figo, largo y abierto, con volea sensacional de Roger y parada descomunal de Zubizarreta; y la tercera, de nuevo Mijatovic, haciéndose espacio para un zurdazo cruzado al segundo palo y parada inverosímil de Busquets. Fútbol de 28 quilates.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.