El Valencia descabalga al Barça

Sustentado en una defensa extraordinaria, el Valencia cortó las alas del Barcelona, que volaba en sus 16 jornadas invicto en busca de la Liga. El líbero Camarasa ordenó desde su privilegiada posición un ejercicio de presión impecable que terminó por ahogar al colectivo azulgrana. Un punto más de agresividad y un enorme desgaste físico volcaron del lado local un magnífico choque. Lleno de fuerza, calidad y ambición. El Barça, que mantuvo un aspecto saludable hasta el último tramo de la primera parte, sucumbió ante un par de errores defensivos. Cruyff rompe así el idilio que había mantenido con Mestalla en sus últimas tres visitas. El camino del Atlético hacia el título es más franco que nunca. Luis salió triunfador de un duelo que despertaba muchas dudas sobre el estado de su equipo.El Valencia coronó con dos postreros goles una primera parte grande de fútbol. Un periodo en el que, fiel a la tradición de ambos equipos, nació un partido hermoso, vibrante, de ida y vuelta. Vertical y equilibrado. Con una intensidad al límite que se quebró del lado local en el último instante.

Hasta entonces, el único que ganaba era el espectáculo. Cruyff y Aragonés habían reservado para tan transcendental cita la mejor versión de sí. mismos en la presente campaña. Por una vez, la disposición del Barça se adecuaba a las leyes de la lógica: Popescu en funciones de Popescu (un líbero contundente y frío), Guardiola liberado de la sombra del rumano en el eje, y Amor y De la Peña de complementos en los interiores. El fracaso yacía en la punta, donde Figo y Kodro naufragaron ante la contundencia de Navarro y Otero.

El Valencia, por su parte, interpretaba como nunca el libreto de Luis, sobre todo el capítulo de la búsqueda desesperada de espacios. Los encontró especialmente por el flanco izquierdo de su ataque, donde Mijatovic y Romero explotaron la ausencia de Ferrer. Cabía esperar la respuesta de Viola, un jugador anárquico e inadaptado hasta el momento. Un bello regate hacia afuera y un centro con el exterior del pie certificaron que era su momento.

La resolución del choque iba a ser cuestión de detalles. Un par de errores defensivos azulgrana y aquello explotó en goles. Primero fue Fernando, con su habilidad para cazar todo lo que cae por el área; más tarde apareció Busquets, practicó uno de sus ejercicios en el alambre, y Viola lo amortizó.

Era la misma ventaja que el Valencia había tenido en el descanso ante el Atlético en Copa, pero esta vez Aragonés varió la consigna: agazapó al equipo y lo encomendó a la velocidad de vértigo de Mijatovic. Éste había salido del campo para recibir asistencia, Por unos instantes había burlado la atención de Abelardo y el defensa lo pagó caro. Saltó tras el monte negrino en una carrera y vio cómo éste se alejaba inevitable mente. Cruyff concibió el fracaso en el ataque e introdujo ' a Cuéllar y Hagi, lo que no evitó la exhibición de los locales. Fue un juego de tiralíneas que anunciaba una lluvia de goles. En su peor momento, en cambio, el Barça encontró un respiro en la bota de Amor, que con virtió el gol número 4.000 en la historia azulgrana. Pero el Va lencia prosigió como si nada.