El PP no consigue un compromiso de CiU para entrar en el Gobierno

La primera ronda de contactos emprendida por Rodrigo Rato, vicesecretario general del PP, y por el dirigente de CiU Joaquim Molins ha servido para confirmar una evidencia: la enorme dificultad para formar un Gobierno a partir de los resultados del 3-M. Nada está asegurado. Ni siquiera la investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno. CiU, el partido llamado a ser el principal aliado del PP para la gobernabilidad, con el respaldo añadido de Coalición Canaria, por lógica política y aritmética, no quiere ni entrar en el Gobierno ni ponerle obstáculos.

La salida a esta compleja situación exige, a juicio de CiU, un Ejecutivo monocolor del PP, pero con un pacto para las grandes cuestiones de Estado que incluya también a los socialistas. Molins prevé un apoyo externo de CiU a un Gobierno del Partido Popular al menos hasta finales de 1997, coincidiendo con la fase de cumplimiento de los compromisos de la Unión Monetaria, siempre que los partidos se pongan de acuerdo para facilitar la investidura de José María Aznar.El Partido Popular, como ganador de las elecciones, es el eje en el que se basará la gobernabilidad del país y CiU será previsiblemente su aliado básico. Descartada de antemano una alianza entre el PP e Izquierda Unida (IU), que le daría mayoría suficiente para gobernar -177 sobre 350 escaños-, es al partido de Jordi Pujol al que le corresponde dar el paso: PP, CiU y Coalición Canaria suman 176 escaños. Así lo han entendido populares y nacionalistas catalanes y han sido Rodrigo Rato, por el PP, y Joaquim Molins, quienes han protagonizado la primera ronda de contactos, que culminó ayer.

Ambos tuvieron un primer encuentro la noche del miércoles en Madrid. Además, han mantenido contactos bilaterales con las restantes fuerzas políticas. Especial importancia ha tenido el encuentro entre Rato y el represetante de Coalición Canaria, José Carlos Mauricio, el tercer partido de apoyo a un futuro Gobierno del PP. Molins, por su parte, ha hecho una excepción en su ronda: Izquierda Unida.

Reunión en Barcelona

Rato no sólo se ha reunido con representantes de todas las formaciones políticas, sino que ayer viajó a Barcelona para entrevistarse con el líder de Unión Democrática de Catalunya (UDC), coligado en CiU bajo la presidencia de Jordi Pujol.

La primera prueba para la gobernabilidad, la votación de investidura del candidato del PP, continúa en el aire. Ni CiU ni el PSOE quieren comprometerse con los populares. El dirigente de CiU quiere que los socialistas se abstengan en la votación de investidura. Aznar puede salvar su investidura en el Congreso con el voto favorable de CiU y Coalición Canaria, en primera votación, o, en segunda, con la abstención de los 141 diputados socialistas.

Pero Molins quiere que el PSOE facilite la investidura trocando su anunciado voto negativo por la abstención. Asegura que el electorado de CiU no entendería un voto positivo a Aznar tras la política desarrollada por el PP en Cataluña. Es más. Sostiene que los nacionalistas catalanes, vascos o canarios no tienen por qué ser más responsables que los socialistas en la gobernabilidad del PP.

Ayer trató de remarcar las diferencias entre su formación nacionalista y la del PP. Insistió ante los medios de comunicación, en el Congreso, que no sólo estaban separados por el modelo de Estado. También por el modelo de sociedad.

Pero los socialistas no quieren cambiar su anunciado voto negativo a la investidura de Aznar por una abstención. Están convencidos que el electorado socialista tampoco lo entendería. Joaquín Almunia reiteró a Molins su negativa y se remitió al anunció que Felipe González hizo el mismo lunes.

Molins quiere dejar claro el horizonte posterior a la investidura. Ya ha adelantado a su interlocutor del PP, Rodrigo Rato, que no quiere comprometerse en un Gobierno con los populares. Tras terminar su ronda de contactos, reveló que había ofrecido a sus interlocutores un amplio pacto de Estado, con la inclusión del PSOE, para asegurar la gobernabilidad. Apeló incluso al canciller alemán Helmut Kohl, que ha propuesto un amplio pacto a los socialdemócratas alemanes para afrontar la lucha contra el paro y las cuestiones europeas.

El representante de CiU propuso que se acordara conjuntamente la política exterior, sobre todo los compromisos europeos; la política antiterrorista, la política de creación de empleo, la reducción del déficit y la revisión de la financiación autonómica.

El representante de CiU pretende, sobre todas las cosas, comprometer a los socialistas en ese pacto de Estado. Pero su interlocutor socialista, Joaquín Almunia, le ha respondido que su compromiso de acuerdo se limita a las estrictas cuestiones de Estado, esto es, política antiterrorista y política exterior.

Los socialistas no quieren implicarse para nada en la política económica del futuro Gobierno del Partido Popular. Almunia aclaró que hay distintas políticas, entre un partido conservador y otro socialdemócrata, para reducir el déficit público y también fórmulas muy variadas para crear empleo.

En lo que hay unanimidad, no sólo entre los partidos, sino entre las instituciones, es en que nadie quiere un nuevo adelanto electoral por un fracaso en la formación del Gobierno. Así es que, pese a los obstáculos, la necesidad del acuerdo se Impone. No obstante, la política de tanteo se mantendrá durante varias semanas.