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Tel Aviv tiene miedo

La ciudad ha cambiado: menos coches, autobuses semivacios y gente que se queda en casa para esquivar a la muerte

Todavía quedan centenares de velas encendidas en el lugar de la explosión del lunes en Tel Aviv, en la esquina de la calle de Dizengoff y la King George. Apenas se consumen, son reemplazadas. Es un flujo constante de gente que se detiene, enciende una vela, se queda unos momentos en actitud recogida y se va. De cuando en cuando, un grupo de manifestantes grita consignas contra el Gobierno, sobre todo contra Simón Peres. La policía vigila para que no se vea afectada la circulación, pero no siempre con éxito. Tiene instrucciones de evitar choques violentos. Los escaparates destrozados del Centro Disengoff, el principal de Tel Aviv, son como inmensas bocas desdentadas y negras.Tel Aviv ha cambiado. La circulación es menos intensa. Los autobuses están semivacíos. Mucha gente, conmocionada, temerosa, se queda en casa. Habitualmente, ayer, durante la fiesta del Purim, con los bancos y la mayor parte de las oficinas cerradas, las calles deberían haber estado llenas, familias enteras paseando, tiendas y cafés abarrotados. Sin embargo,- todo está tranquilo, vacío; demasiado. En las calles, un espectáculo desconocido: soldados, en grupos de tres o cuatro, patrullando con el fusil ametrallador en bandolera. Unos 400 soldados han sido prestados a la policía para reforzar la seguridad.¿Cómo distinguir a un joven árabe con una mochila a la espalda de un joven israelí con otra mochila a la espalda? Se parecen. Visten de la misma forma: la eterna camiseta deportiva los tejanos, las zapatillas de tenis. Misión imposible.¿Y el proceso de paz? La oposición nacionalista y religiosa pide a Peres que suspenda la negociación con los palestinos. El primer ministro responde: de todas formas, el diálogo se ha interrumpido. De momento. Incluso la delegación que negociaba con los sirios en Washington ha vuelto a casa.

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"No me ocupo del proceso de paz ahora", dice Peres. "Sólo tengo una preocupación: combatir al terrorismo islámico". ¿Y los acuerdos de Oslo o la paz con Damasco? ¿Al frigorífico? Provisionalmente, sí.

El ministro Yosi Beilin, el más próximo a Simón Peres, dice: "El proceso de paz no ha muerto. Al contrario. No habrá Gobierno de unión nacional porque el Likud y nosotros [los laboristas] tenemos [al respecto] una línea totalmente diferente".

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