Los héroes

De verdad tenía muchas cartas ara escribirle, cartas nacidas de indignación por una campaña electoral larguísima y estéril done, como siempre, quizá más que nunca, el poder se impone sobre razón, el insulto sobre el anális, la autocrítica es blasfemia y coherencia se exige. sólo al adversario.Tenemos una democracia imperfecta, como todas las democracias realmente existentes. Es imperfecta porque también lo somos los humanos, pero detrás de ella alienta una poderosa utopía: la de que todos los hombres valgamos lo mismo para todos los hombres, que todos los discursos, todas las razones, todas las esperanzas tengan las mismas oportunidades.

Cuando asesináis a un hombre, cuando lo convertís en cadáver, enterráis sus imperfecciones, sus defectos, su individualidad, y por tanto, lo que de él nos podía irritar o separar, pero reaviváis lo que a él nos unía, al hombre de izquierdas, al demócrata, simplemente al padre de famila que iba a trabajar cuando se encontró con los asesinos que jugaban al rol de héroes.

Pero vosotros no sois los héroes de nuestro tiempo. Vosotros usáis el mismo lenguaje y la misma lógica de aquello a lo que decís combatir: la extorsión, el miedo, el asesinato, la tortura. Los héroes de hoy están frente a vosotros, contestándoos con el silencio (único argumento posible ante el berrido fanático): son los insumisos, los ecologistas, los pacifistas, los que alientan un sentimiento de solidaridad y de esperanza imposible de introducir por el agujero que deja una bala-