"Es inevitable que en Madrid surja el erotismo"
De su aire apocado, nadie espera que surja el modo de saldar la deuda que acumulan con Sade los escritores eróticos. El ganador del X Premio Sonrisa Vertical es un psiquiatra cubano que ha pasado en España 28 de sus 36 años. Vive en un barrio de las afueras modernas de Madrid, con su familia, una esposa psiquiatra como él y un niño pequeño todavía para preguntarse de qué demonios hablan sus padres. En su texto, Silencio de Blanca, los protagonistas sucumben a una suerte de ¿amor? de mírame y no me toques. Célebres lugares madrileños contemplan los rituales fetichistas de Blanca y Héctor, sujetos de una historia de onanismo a dos, de pasión visual algo sicalíptica, de fetichismo con un fondo musical donde pocas palabras bastan. En el Centro de Arte Reina Sofía, por ejemplo, transcurre el rito del espejo, una apasionada escena de mimetismo, que perdura en las mentes de tan insólitos amantes.Pregunta. ¿Cómo es su relación con Cuba?
Respuesta. Prácticamente nula. Las noticias sobre los conflictos que atañen a los escritores cubanos, me preocupan como todo lo relacionado con la intolerancia. Quiero quedarme en Madrid definitivamente, porque los sitios de la infancia son los que de verdad atraen. El Madrid del centro siempre será el de mi niñez.
P. Pero ahora vive usted lejos de ese centro madrileño.
R. Junto a la Vaguada, un barrio que entonces apenas existía. Pero amo el viejo Madrid, en él transcurre mi novela, aunque los lugares puedan parecer un poco tópicos. El Retiro, la calle de Princesa, el Museo Reina Sofía...
P. Donde se desarrola una escena bastante tórrida.
R. Sí, puede que por contraste entre lo desapasionado del lugar y lo apasionado de la escena que vive la pareja. Quien visita un museo espera verse reflejado en las obras de arte. Ellos llegan, no se hablan, y situados cada uno en un extremo de la sala, comprenden que se pueden tocar a través de uno mismo. En uno de los ascensores transparentes, ajenos a otras presencias, seguirán con el ritual que yo llamo del espejo.
P. ¿Es Madrid una ciudad erótica?
R. Toda ciudad lo es. Madrid es un fluir de gente llena de problemas, donde conviven tantas categorías que a la fuerza ha de surgir el erotismo.
P. A pesar del agobio.
R. Puede que los madrileños estén aparentemente preocupados por su estrés; pero abunda la obsesión erótica. Reuniones, agencias de intercambios, tiendas. Hay más posibilidades de erotismo.
P. Como psiquiatra, ¿piensa que Madrid es una ciudad sana?
R. Su estado de salud mental es bastante aceptable.
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