Comienza el juicio contra el mayor criminal en serie de la reciente historia de Madrid
Francisco García Escalero, el mendigo psicópata de 41 años que se ha confesado autor de 11 horribles crímenes, será juzgado mañana, lunes, en la Sección Primera de la Audiencia de Madrid. Se enfrenta a una petición del fiscal de 106 años de cárcel por las 11 atrocidades que, empachado de explosivas mezclas de vino y pastillas, cometió entre agosto de 1987 y septiembre de 1993. El fiscal considera que el vagabundo es inimputable y debe cumplir su eventual cautiverio en un psiquiátrico penitenciario. Su abogado reclamará su absolución y que sea sometido a tratamiento ambulatorio.
Después de casi tres años en prisión, García Escalero no es el mismo hombre que hace tres años suplicó a la policía que le encerrase porque había cometido terribles crímenes y podía seguir haciéndolo si seguía en la calle. Ahora ansía la libertad. Y por eso ha pedido a su abogado, José Emilio Rodríguez Menéndez, que luche con todas sus fuerzas para abandonar las rejas cuanto antes.Tiene miedo. Le aterroriza la reacción de sus compañeros cuando sepan a quién oculta su rostro cabizbajo y de apariencia tímida. Sabe, y así lo ha confesado a su letrado, que la ley de a cárcel es despiadada con los violadores. Y él, además de los 11 crímenes, cuenta en entre su criminal biografia con al menos una violación, por la que purgó 11 años durante su juventud.
"Las violaciones y las muertes, lo que yo he hecho, están muy mal vistas aquí. [Los presos] no saben aún quién soy; pero cuando el lunes [fecha fijada para el juicio] se enteren por la prensa, vendrán a por mí", comentó hace tan sólo unos días, nervioso, a su abogado.
-Bueno, Paco. Tranquilo.
Vamos a ver qué pasa. Pero, si.. sales, tienes que ser bueno y no beber más, ¿eh?
-Sí, abogado. Si yo me porto bien. Aquí me provocan y no digo nada...
La última vez que Rodríguez Menéndez le visitó en la cárcel de Alcalá-Meco, en la que se halla desde hace semanas a la espera del juicio, le vió más inquieto de lo habitual. La inminencia de la vista oral, que durará uno o dos días, le aterroriza.
Discurso monosilábico
En su fuero interno sabe que la libertad puede tardar muchos años en llegarle, y está pensando en cómo defenderse para que el tribunal sea benevolente. "Le voy a decir al juez", musitó a su abogado, mirando hacia el suelo, "que voy a ser bueno y que nunca más beberé vino, para no hacer cosas tan malas como las que he hecho. Y que tomaré la medicación que el médico me diga".El discurso de García Escalero ya no es el monosilábico que mantuvo en los meses siguientes a su entrega/detención y posterior relato criminal. "Si no está dopado, es capaz de mantener una conversación coherente. Ya no se ciñe al sí o no inicial con que respondía a las preguntas".
Según su abogado, es consciente de que su problema, lo que activa su instinto asesino la irreprimible "fuerza interior" que le conduce inexorablemente al crimen- es la bebida. Las huellas del vino (su bebida preferida) y la droga están detrás de la sevicia de sus fechorías.
Tras cada liturgia de vino y pastillas su cerebro se volvía criminal; y sus amigos, también vagabundos, en víctimas de su sinrazón. Según su abogado, Escalero recuerda perfectamente los nombres de sus víctimas y la prelación con que cercenó sus vidas. "Tiene memoria fotográfica", afirma el letrado del despacho de Rodríguez Menéndez que más ha dialogado con él y que más de cerca ha seguido su situación penitenciaria en las últimas semanas.
Cuando confesó sus crímenes, la policía le mostró profusas fotos de personas asesinadas en Madrid y sin autor conocido. Aunque se las exhibieron mezcladas" identificó sin ningún fallo a sus víctimas, y desechó sin titubeos las otras. "Sí, éste es el Mariano. No, de ése no sé nada...", decía, seguro.
La defensa basará su estrategia en reconocer la autoría de los 11 crímenes que le imputa el fiscal del caso, y por los que provisionalmente le pide 106 años de cárcel. Sin embargo, reclamará al tribunal su absolución y la aplicación de tratamiento psiquiátrico ambulatorio en una casa de salud, pero rechazará un psiquiátrico penitenciario.
"La Constitución española no recoge la cadena perpetua para ninguna persona, y si se le ingresa en un centro penitenciario puede pasarse toda la vida en la cárcel, hasta que el tribunal estime que se ha recuperado", indica Rodríguez Menéndez. "Su problema radica en la ingesta de vino, que es lo que le provoca un trastorno mental transitorio. Algo que sólo le ocurre cuando bebe", agrega.
El letrado efectuará en el juicio una crítica feroz "contra las acusaciones particulares", que representan a las familias de las víctimas de García Escalero. "Se han personado en el caso", indica Rodríguez Menéndez, "con la única intención de cobrar las indemnizaciones. Eso es una falta de escrúpulos".
"La responsabilidad civil está diseñada" agrega, "para resarcir el dolor de aquellos hechos que fracturen el organigrama de una familia unida. Pero aquí no cabe hablar de organigrama familiar ni de unión. Los fallecidos eran, como él, mendigos, gente que se pasaba el día tirada en la calle, desamparada".
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