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Entrevista:

"Los escritores de Madrid son muy buenos cocineros"

Cuando llegó a Madrid hace veinte años no tenía ni un solo duro, pero sí atesoraba la tradición de un buen comer. Su estómago, cuidado con el recuerdo de unas buenas viandas, animó a su espíritu a no caer en el mundo de las indecencias culinarias, de esas que prefieren un jamón de York embutido en rebanadas de sandwich a una buena cazuela de sopa ideada en su día por el pintor Monet. Clara Obligado (Buenos Aires, 1950), muy vincula da hoy a la Librería de Mujeres de Madrid, halo grado salir a flote con su imaginación de escritora y la remuneración de sus clases de Literatura. Y ahora que ya queda más lejos aquella dura etapa y tras otra fase laboriosa de recopilación, acaba de publicar un libro de cocina para literatos. "Me di cuenta de que los escritores suelen ser muy buenos cocineros y de que casi todos ellos viven en Madrid. Son mis amigos y hemos comido mucho juntos", comenta. De todos ellos ha recuperado recetas: de los allegados y de los menos allegados, escritores de diferentes nacionalidades de paso por aquí, músicos, viajeros, antropólogos... Después ha estudiado los anecdotarios culinarios de los más grandes artistas universales.Pregunta. ¿Tanto se parecen la cocina y la escritura?

Respuesta. Se parecen muchísimo. Tienen el mismo rigor en cuanto a punto, proporción y originalidad.

P. Marcel Proust, al aroma de una taza de té y una magdalena, escribió una de las grandes páginas de la literatura universal. ¿Fué únicamente una anécdota?

R. Y un buen ejercicio de cocina y literatura. Conviene leer a Proust al aroma de las cazuelas.

P. Esto es lo que hace en su casa de Puerta del Sol siempre llena de visitantes, ¿no?

R. Sí, entre mi sala y mi cocina pasa mi allí pasan amigos, alumnos, comemos lo que nos inventamos, hacemos tertulia en la terraza. Tener doscientos metros de terraza en la Puerta del Sol me parece un lujo.

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P. ¿Qué tipo de lujo?

R. Es casi como tener una casa de campo en Madrid.

P. Las uvas con queso saben a beso, según dicen.

R. Y los dátiles con anchoa y el arroz con coco...

P. ¿El hecho de que haya una librería de mujeres en Madrid es discriminación positiva?

R. No, es sentido común. ¡ es de las pocas que hay en esta ciudad en las que todavía las libreras se detienen a recomendar de verdad un libro.

P. ¿Hay librerías de hombres?

R. Bueno, yo diría que casi todas.

Manjares económicos. Cocina para literatos, golosos y viajeros. Clara Obligado y María de los Ángeles Fernández. Alianza Editorial. 1.000 pesetas.

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