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Los empresarios cierran filas en torno a Yeltsin frente al comunista Ziugánov

Pilar Bonet

La confrontación entre capitalismo y socialismo que caracteriza el duelo por la presidencia de Rusia entre el liberal Borís Yeltsin y el comunista Guennadi Ziugánov está obligando al incipiente empresariado de este país a cerrar filas en tomo al actual jefe del Estado. Conscientes de los riesgos en juego, los nuevos ricos, favorecidos por las reformas económicas iniciadas por Yeltsin, se muerden la lengua ante los deslices cometidos por el presidente al tratar de profundizar en temas económicos durante su primera gira electoral.

En la ciudad de Cheliabinsk, ante un auditorio de empresarios del sur de los Urales, Yeltsin abogó ayer por la reducción del número de instituciones bancarias y dijo estar dispuesto a poner orden en ellas, no permitiendo el acceso a los "mafiosos y bandidos". "No necesitamos 4.500 bancos. Son demasiados", afirmó Yeltsin, según Interfax.En el sector bancario hay "bastantes empresarios con las manos sucias", dijo Yeltsin, quien, por lo visto, también nota la presencia de banqueros ejemplares, a juzgar por los elogios que tuvo para el banco Stolichni¡, uno de los pioneros en los créditos-vivienda a largo plazo.

El jueves, en Yekaterimburgo, el presidente fustigó a los empresarios que se asignan sueldos fabulosos, mientras sus empleados pasan meses sin cobrar. Yeltsin se refirió al presidente de una sociedad anónima que cobraba 30 millones de rublos al mes (cerca de 790.000 pesetas) y debía dos meses de salario a "la clase obrera". Acusándole de "falta de conciencia", Yeltsin ordenó que el empresario fuera cesado inmediatamente, como si éste fuera un empleado suyo.

El presidente ha prometido compensaciones a los "inversores engañados", como se designa a los 25 millones de personas que perdieron su dinero en fondos de inversión fraudulentos o vieron pulverizados los ahorros de toda su vida por el efecto de la inflación. Ante la falta de recursos para atender inmediatamente a todos los afectados, Yeltsin ha propuesto un plan escalonado, que contempla la emisión de obligaciones con plazos de amortización en proporción inversa a la ancianidad. El plazo mínimo, de dos años, sería para los mayores de 85 años, una categoría a la que pocos rusos llegan.

En Cheliabinsk, Yeltsin tomó ayer partido a favor del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, en el conflicto sobre métodos de privatización que éste ha mantenido con el ex viceprimer jefe del Gobierno Anatoli Chubais. Mientras los ingresos de toda, Rusia en concepto de privatización sumaron ocho billones de rublos en 1995, en Moscú había sido de seis billones.

El fantasma de 1917

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El presidente prometió a los empresarios que, si es elegido, la inversión en la economía rusa se duplicará en el año próximo, y afirmó que el 16 de junio, fecha de las elecciones, se decide si los capitales afluirán hacia Rusia o se fugarán del país. Reiteradamente, Yeltsin utilizó el fantasma de la revolución de 1917.Guennadi Ziugánov, sin embargo, no se queda con los brazos cruzados ante la ofensiva de Yeltsin y ha dado pasos para ampliar su base social. El líder comunista reveló ayer que ha tenido "'conversaciones muy serias" con el general Alexandr Lébed, otro de los candidatos con gran carisma, pero privado de una buena infraestructura organizativa. Ziugánov insinuó que Lébed podría unirse a su coalición de fuerzas patrióticas.

Yeltsin se enfrentó ayer a un auditorio de obreros metalúrgicos en una fábrica de Cheliabinsk. El presidente les prometió que mantendría estable el precio del vodka, contradiciendo así los planes del Gobierno de subir el precio de este licor, uno de los pocos productos que, en relación al coste de la vida, se ha abaratado en los últimos años. "Algunos dicen que el vodka es demasiado barato ahora y que debemos subir los precios, pero no tengo el valor de hacerlo todavía", dijo Yeltsin. "La gente tiene unos sentimientos especiales respecto a esta bebida. Y les gusta beberse un trago o dos después del trabajo, así que no tendré prisa para subir los precios".

La maquinaria administrativa del Kremlin se ha puesto a trabajar ya para cumplir las promesas de actualizar los pagos de salarios para marzo. El próximo 21 de febrero todas las instancias de control deberán informar de la situación en fábricas y regiones al jefe de la administración presidencial, Nikolái Yegorov, manifestó Aleksandr Livshits, el asesor económico del presidente. Como en los tiempos soviéticos, cuando se registraba el cumplimiento de los planes de producción, Livshits prometió ayer que se informará semanalmente del pago de las nóminas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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