Un etarra de los más buscados mata en Madrid al ex presidente del Tribunal Constitucional

Francisco Tomás y Valiente, de 63 años, presidente del Tribunal Constitucional entre 1986 y 1992, murió ayer de tres balazos en su despacho de catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid. El autor de los disparos ha sido identificado como Jon Bienzobas Arretxe, alias Karaka, de 25 años, miembro del comando Madrid de ETA y uno de los seis terroristas más buscados. Su rostro figuraba en los 20.000 pasquines distribuidos hace 15 días por la policía en toda España, pero eso no le impidió camuflarse como alumno y llegar sin problemas hasta la cuarta planta de la Facultad de Derecho. Tras esperar unos minutos en el pasillo, irrumpió a las 10.48 en el despacho del catedrático, a quien sorprendió hablando por teléfono. Tomás y Valiente estaba casado y tenía cuatro hijos.

La muerte del ex presidente del Constitucional sacudió la precampaña electoral, en la que aún no se había apagado el eco de los disparos que ocho días antes habían acabado con la vida del socialista Fernando Múgica Herzog, asesinado por ETA en San Sebastián. Tomás y Valiente fue elegido miembro del Constitucional en el momento de su fundación, en ene ro de 1980, a propuesta del PSOE y con el apoyo de UCD (entonces en el Gobierno). En ese primer mandato, el tribunal se enfrentó a una de las sentencias más relevan tes en el desarrollo autonómico: la referente a la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico, apoyada por UCD y el PSOE y recurrida por las instituciones de autogobierno vascas y catalanas. La sentencia aniquiló aquella ley y fue la primera gran derrota jurídica -y política- del Gobierno socialista. El 27 de septiembre de 1983, el Congreso le reeligió como miembro del tribunal, por acuerdo del PSOE y AP. Y su nombramiento como presidente llegó el 3 de mar zo de 1986, con 9 de los 12 votos de los magistrados. En su segundo. y último mandato salió elegido por unanimidad. El etarra que le mató ayer huyó en un coche que le aguardaba en el exterior y que es tallaría hora y media después a unos 10 kilómetros, sin causar víctimas.