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Tribuna
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San Valentín

No quisiera pecar de optimista, pero el Día de los Enamorados, que hoy celebramos, nos llega en medio de los mejores auspicios. Ahí está, por ejemplo, la declaración de los obispos franceses pronunciándose a favor del uso del preservativo porque lo consideran necesario para prevenir el sida. Pero ello no es todo. Hay más: los jóvenes del Partido Popular, organizados bajo el nombre de Nuevas Generaciones, que no son obispos, ni siquiera franceses, pero que podrían serlo, también abogan por que la Seguridad Social promocione los métodos anticonceptivos para prevenir el sida, ergo, el uso del condón.Pero ello tampoco es todo.

La nota más entrañable y excitante de este amémonos sin trabas los unos a las otras, las otras a los unos, los unos a los unos y las otras a las otras, que hoy deberíamos celebrar, la ha puesto Sara Montiel, abanderada de la libertad sexual en nuestro país, al asistir hace un par de días a la presentación del programa cultural, ni de derechas ni de centro ni de izquierdas, del PP.

Recordemos: Sarita, la primera actriz que nos mostró generosamente la lengua y el cielo del paladar en primer plano; Sarita, la de los varios maridos, los numerosos amantes; Sarita, la de León Felipe y los habanos fálicos. Sobre todo: la mujer que en el 93, mientras lucía su cuerpo manchego en los mítines del PSOE, declaraba que José María Aznar no tenía "ni medio polvo" estuvo allí. Estuvo en la fiestorra cultural de los aspirantes a entrar en el cupo del relevo, no como simpatizante del PP, puesto que sigue declarándose socialista y bonista -¿de José Bono?, ¿del bonobús?-, sino como admiradora de Aznar.

Y la buena noticia es que o bien don José María ya tiene un polvo entero o que la Montiel ya se conforma con medio. Lo cual no deja de ser un descanso.

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