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El Ejecutivo exige una rectificación al PP

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno exigió ayer al PP que rectifique públicamente las "calumnias" que lanzó contra el Ejecutivo sobre la utilización del Cesid para espiar a los ciudadanos. El archivo de la causa que en junio costó la dimisión del vicepresidente, Narcís Serra; el ministro de Defensa, Julián García Vargas, y el jefe del espionaje, Emilio Alonso Manglano, ofreció al ministro de la Presidencia, al finalizar el Consejo de Ministros, la oportunidad de sacarse una espina: "¿Quién lava ahora ese honor? ¿Cómo se restituye la imagen de quienes fueron insultados gravemente, como Serra, García Vargas y Manglano? Reclamo la colaboración de quienes utilizaron políticamente una polémica que hoy se sabe que es mentira".El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, tomó la palabra del vicesecretario general del PP, Mariano Rajoy, que ha pedido que la campaña sea educada, para exigirle que una de las principales normas de educación es "pedir perdón y disculpas si se ha insultado injustamente".

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Pérez Rubalcaba recordó que, con el archivo del escándalo de las escuchas ilegales, ya era la tercera "falsa polémica" de 1995 que se zanjaba a favor del Gobierno. Citó el antecedente, del caso Crillon, que fue el primer envite que recibió el entonces vicepresidente, Narcís Serra, y que fue archivado hace unos meses por el juez Eduardo Moner, que consideró que la investigación al ex banquero Mario Conde no era un delito.

El segundo caso que citó fue el de los papeles de Laos, que, el pasado mes de marzo levantó otra polémica que colocó contra las cuerdas al ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. Rubalcaba recordó que, en este caso, los jueces decidieron que la captura del ex director de la Guardia Civil Luis Roldán fue legal, después de que algunos representantes de la oposición la rechazaran por ilegal. También recordó que, en medio de aquel clima de crispación, algunos dirigentes del PP e IU habían manifestado que el Gobierno no tenía ningún interés en entregar a Roldán a la Justicia.

Por la tarde, Felipe González clausuró unas jornadas sobre el empleo en la Universidad Carlos III de Getafe (Madrid). Aseguró que su propuesta de reparto del trabajo acabará, más temprano que tarde, siendo objeto de un consenso social sobre su necesidad. Aseguró que las circunstancias sociales de España, con una generación joven, la más amplia y preparada de la historia, presionará para que este reparto se acabe produciendo.

Consideró González una auténtica divisa de las fuerzas progresistas en Europa la creación de empleo y se comprometió a que sea la cuestión número uno en las políticas económicas europeas. Llegado a este punto, abandonó el aire profesoral de conferenciante y lanzó un guiño electoral: "Vayan a las páginas de empleo de los programas de los partidos y allí comprobarán las diferencias entre conservadores y progresistas".

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