"La desigualdad ante problemas de salud es la más desesperante"
Es el suyo un despacho amplio, luminoso, con la calefacción cerrada y donde tiene siempre a mano, sobre una mesa repleta de informes, un lápiz para esbozar notas y reflexiones.Pregunta. Debe haber cosas de la campaña electoral, algunas dichas por sus propios compañeros, que a la ministra de Sanidad le suenen más a golpe de hacha que a finura de bisturí, ¿no?
Respuesta. Sí. Creo que la pasión política, que comparto, en la defensa de las convicciones debe ser compatible con el respeto, la sinceridad y más rigor en las afirmaciones.
P. ¿Le preocupa que haya una derecha sumergida en las aguas del PP o eso le parece una nueva forma de alentar viejas sospechas?
R. Depende de cómo se exprese. La derecha de verdad no ha desaparecido; existe, y es razonable pensar que está en el Partido Popular. Eso tendría una parte positiva si el PP fuera capaz de conducirla, a derroteros más centrados. Pero eso está por ver.
P. ¿Por qué ha aceptado ser candidata cuando el PSOE lo tiene más difícil?
R. Porque las convicciones, los ideales, tienen vigencia siempre, más allá de las coyunturas, fáciles o difíciles. Yo llevo ya muchos años trabajando con entusiasmo por la sociedad en la que creo.
P. ¿Ha ensayado el estilo mitinero o no es posible en usted?
R. Es difícil. Pero yo estoy atenta a los que me parece que lo hacen mejor. A ver si aprendo.
P. ¿Y en quién se fija?
R. En Felipe González. Pero hay más políticos socialistas que transmiten convicción, ilusión y credibilidad.
P. González esgrime que representa la seguridad frente a la incertidumbre. Pero quizá es un mensaje un poco agujereado cuando se han visto tantas infidelidades con su propio ideario, ¿no?
R. Tiene más credibilidad que trate de mejorar y consolidar el Estado de bienestar quien ha contribuido a crearlo, este Gobierno, que quienes no creen en ese modelo. A eso Ramo yo seguridad frente a incertidumbre.
P. ¿Aznar se aprovecha de que ustedes no aplicaron cuando debieron el cambio sobre el cambio?
R. El PP, ha demostrado en esta legislatura ser capaz de aprovecharse de todo. Pero el Gobierno tiene detrás, realidades y el PP eslóganes.
P. ¿Se tiene por una mujer muy resistente a las presiones?
R. Sí. Creo que sí.
P. ¿Es ésa su principal cualidad política?
R. Creo que es el tener convicciones. Lo que algunos confunden, torpemente, con una ingenuidad que ya es imposible tener a mis años.
P. ¿Cómo combate el estrés la ministra de Sanidad?
R. Regular. Una responsabilidad como ésta y vivir en una ciudad como Madrid produce mucha tensión. Si salgo elegida diputada por Segovia, voy a reencontrar allí un sosiego en el ánalisis y una dimensión de lo humano que se echa de menos aquí.
P. ¿Qué hay, de positivo, en su ministerio que no hubiera cuando usted llegó?
R. Una ordenación de las prestaciones sanitarias, que equivale a una carta de derechos donde se establecen las prestaciones que la sanidad pública tiene obligación de garantizar a, todos los españoles. Y, también, una financiación estable que asegura en cuatro años un crecimiento del gasto sanitario igual al del PIB.
P. ¿Y qué se reprocha a si misma no haber eliminado?
R. Las listas de espera de más de seis meses. Es un compromiso que no he podido cumplir, entre otras razones por la huelga del año pasado.
P. Cuando ustedes dicen que el PP quiere privatizar la sanidad y "hacer negocio con la salud", ¿a qué se están refiriendo?
R. A lo que acaba de hacer la Consejería de Sanidad valenciana, que ha entregado a entidades privadas la atención hospitalaria de una comarca de 250.000 habitantes. Nosotros creemos que debe ser el Estado el garante del cuidado de la salud. El PP fracciona esa responsabilidad y le entrega una parte a compañías aseguradoras privadas. Otra cosa distinta es encomendar a esas compañías la prestación de algunos servicios...
P. Que ustedes mismos contratan cada vez más...
R. Sí. Pero una cosa es confiarles la realización de 20.000 operaciones de cataratas y otra confiarles la salud de una población.
P. ¿Dónde está el riesgo?
R. El riesgo nace de que la atención sanitaria no es un buen negocio. Para quien busque la rentabilidad, no hay problema en atender a los jóvenes, que, por lo general, están sanos, pero no le saldrán las cuentas si tiene que atender a mayores, a enfermos de cáncer o sida, a quienes necesitan diálisis o un trasplante. Eso, lo puede afrontar el sistema público gracias a que contribuimos todos. Y recibe ayuda el que la necesita. Eso permite que los hospitales públicos tengan las técnicas más avanzadas, los quirófanos mejor dotados...
P. ...Y las camas más caras, le dirá alguien.
R. Sí, pero es una falacia. Porque el coste de una cama en la que se atiende a un enfermo agudo, unas 40.000 pesetas por día, incluye la contabilización de la formación de los MIR, la utilización de técnicas sofisticadas y un servicio de urgencias que funciona 24 horas al día. La comparación con una clínica privada, que no ofrece todo eso, es tramposa.
P. En el programa del PP hay muchas cosas que le suscitan discrepancia. ¿Hay alguna que se pueda decir que le suscita temor?
R. Sí, porque se tarda poco en destruir lo que ha costado mucho tiempo y esfuerzo levantar. Ninguna desigualdad es más insoportable que la desigualdad ante la salud. Nada produce más desesperación que tener un problema de salud serio y sentir la impotencia, por falta de medios, por no poder acceder a lo que otros sí pueden. Por tanto, hay que pensar en como consolidar, el sistema público que tenemos, no en desmantelarlo.
P. Igual que han atajado ahora el despilfarro al eliminar el monopolio de la venta de pañales en las farmacias, ¿no cree que se pueden zanjar otras formas de malgastar?
R. Precisamente porque hay todavía muchas medidas de mejora de la gestión que pueden ahorrar costes es por lo que defiendo que no hace falta. otro tipo de planteamientos. Se ha echado sobre la espalda de la sanidad gastos que son sociales, como el transporte de quien tiene que hacerse diálisis o la hospitalización de personas, mayores que debían estar en realidad en una residencia. Y hay que corresponsabilizar al usuario.
P. ¿Ayudaría a tener m as conciencia del gasto público entregar una factura al recibir el alta en un hospital?
R. En algunas comunidades autónomas lo hacen. En mi caso, me paso la vida explicando que la sanidad la pagamos entre todos. ¡Nada es gratis! Pero, como el medicamento no lo pagamos, lo acumulamos en las casas...
P. ¿La ministra de Sanidad se ha sustraído al hábito de acumular en casa una pequeña farmacia?
R. Conservo muy pocos medicamentos, entre otras cosas porque no tengo conocimientos de medicina y no recuerdo, de una vez para otra, las prescripciones.
P. No recuerda las prescripciones, pero cita de memoria a Dante.
R. Me gusta mucho la literatura italiana, pero cito de memoria a más escritores. Entre ellos españoles, naturalmente.
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