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El 15% de los excedentes de agua del Ebro, Tajo y Duero cubrirla las necesidades anuales de Levante

Con tan sólo el 15% del agua que vierten estos días al mar tres de los grandes ríos peninsulares sería suficiente para atender las necesidades de agua anuales de la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería. Sin embargo, esto no es posible porque las cuencas de la Península no están interconectadas, según un informe del Ministerio de Obras Públicas elevado al Consejo de Ministros en el que se hace un balance de la evolución de los recursos hídricos en los últimos cinco meses.

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Los episodios de sequía y lluvias intensas que han sacudido España en los últimos cinco años han puesto en evidencia el gravísimo desequilibro de un recurso tan básico para un país desarrollado como es el agua. En el corto periodo de tres meses se ha pasado de racionar el agua a más de diez millones de habitantes a tener aisladas por la nieve o los desbordamientos a decenas de poblaciones. Incluso con la llegada del temporal, el país ha evitado una catástrofe gracias a las reservas almacenadas en los numerosos embalses construidos desde la época romana.La penosa experiencia de cinco años de sequía confirma la necesidad de interconectar las cuencas, dice el informe-balance del Ministerio de Obras Públicas. Una interconexión que se sitúa en dos niveles: en operaciones localizadas intercuencas, como la del embalse de Viñuela con Málaga en la Costa del Sol, que cedió a la costa agua en verano y puede devolvérsela ahora desde el río Guadalhorce; el refuerzo de Madrid desde el río Alberche; el abastecimiento de Ciudad Real desde Torre Abraham...

El segundo nivel es de mayor alcance, y trata de equilibrar el exceso de agua en territorios con grandes precipitaciones, que acaba vertiéndose al mar, con las necesidades estructurales de otras regiones como, Murcia, La Comunidad Valenciana o La Mancha oriental.

Si en este momento estuvieran relacionadas las cuencas de uno y otro territorio, sólo con una pequeña parte de los excedentes (15%) que discurren por el, Duero, el Tajo- y el Tajo y el Ebro -alrededor de 18.000. hectómetros cúbicos- se podrían llenar todos, los embalses de las cuencas del Segura y Júcar, que tienen vacíos (,al 19%) sus embalses, con 3.000 hectómetros cúbicos de capacidad.

Sin embalses, el desastre

En las cuencas más sensibles a la ausencia de lluvias -Guadiana, Guadalquivir, Sur, Segura y Júcar- el conjunto de sus embalses almacenaba 10.000 hectómetros cúbicos de agua en 1990. A partir del año siguiente, un ciclo seco, de los más severos que se recuerdan en este siglo, redujo las existencias a 1.800, como ocurrió en el último otoño.

Más de diez millones de residentes en el sur de la Península han padecido restricciones. Ha habido poblaciones, como Villa nueva de Córdoba, en la comarca de Los Pedroches, que sólo tenían agua media jornada cada dos días; otros, sólo cada tres. Más de un millón de residentes en la bahía de Cádiz y la costa turística gaditana han pasado cuatro años sin poder disponer de agua desde el anochecer. Y así, grandes capitales, como la Sevilla de la Expo, Granada, Málaga o Ciudad Real y Toledo. Algo insólitos a las puertas del siglo XXI.

De no disponer de agua embalsada (8.000 hectómetros cúbicos) para cubrir necesidades, de riego y abastecimiento en Ios últimos cinco años, "hay que imaginarse la catástrofe que hubiera representado para la España seca", se apunta en el informe elevado al Consejo de Ministros del pasado viernes. Las reservas de agua en Andalucía y Extremadura, que en 1990 sumaban 5.600 hectómetros cúbicos, cayeron en noviembre del pasado año a 1.450; hoy almacenan 9.100. "Esta brutal. alternancia entre periodos de escasez y abundancia hace imprescindible la hiperregulación interanual" señala el mencionado informe.

Francisco Guisado, miembro de la Comisión Internacional de Grandes Presas (ICOLD), afirma que, a pesar de los detractores, los embalses cumplen una función insustituible en países de climatología como la española. "La presa de la Torre Abraham, en Ciudad Real, ha vertido en un mes el 60% del caudal que hubiera almacenado de haber estado concluido su recrecimiento, de apenas 10 metros adicionales sobre su altura actual. Sin embargo, tiene una enorme cantidad de detractores", dice Guisado. "Somos partidarios de las presas y creo que es el momento de decirlo", confiesa.

Y cita otro ejemplo, como el de La Serena, la presa más grande de España en capacidad, 3.219 hectómetros cúbicos. "Con los 1.400 que almacena ahora es capaz de atender todas las necesidades de riego del Plan Badajoz durante dos años. Son 100.000 hectáreas para el cultivo de maíz, arroz, naranjos, limones, frutales..., capaces de aportar 50.000 millones de pesetas al PIB".

"Si en España lloviera todas las noches de tres a cinco horas 10 litros por metro cuadrado no necesitaríamos presas, ni canales, ni acequias, pero, como no es así, sino que pueden pasar cuatro años sin llover, o llueve todo de una vez, no nos queda más remedio que embalsar agua para guardarla o evitar catástrofes y corregir las avenidas", añade Guisado.

Destaca el informe que el debate suscitado por el impacto de la sequía y las intensas precipitaciones de los últimos dos mes han despertado una gran preocupación social por el problema del agua, y una sensibilización de usuarios hacia un uso más reciente de este recurso. Su preocupación ha permitido satisface las necesidades de abastecimiento o riego con menores dotaciones, de modo que es preció:"mantener ese esfuerzo en ahorro, que permita reducir consumos habituales antes de sequía sin necesidad de aplica racionamientos coactivos".

Quedan dos asuntos pendientes, la modernización de los regadíos y el uso estratégico de las aguas subterráneas, sin las cual no hubiera sido posible el abastecimiento de Cádiz, Granada, Jaén, Málaga o Ciudad Real.

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