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El Madrid derrumba el fortín de Málaga

Unicaja pierde la imbatibilidad en su cancha y la posibilidad de alejar a los blancos

Ciudad Jardín ya no es inexpugnable. El asedio del Real Madrid acabó derrumbando la plaza fortificada que Unicaja había construido piedra a piedra, y el líder cosechó su primera derrota en casa en la presente temporada. La batalla fue intensa sobre el parqué y también en los banquillos, donde Javier Imbroda y Zeljko Obradovic libraron una apasionante duelo estratégico.Una derrota ayer hubiera dejado al Madrid a una considerable distancia del liderato. La obsesión de Obradovic era frenar a Unicaja. Cargó el quinteto inicial de centímetros y encomendó a Arlauckas las funciones de tres. Por cierto, que el norteamericano no recibió el trato cariñoso que la afición de Málaga suele brindar a ex jugadores de la casa. Pese a su enorme ventaja en centímetros sobre su marcador, Curro Avalos, Arlauckas nunca se desenvoIvió a gusto y sus apariciones sólo fueron determinantes cuando regresó a sus posiciones naturales.

Obradovic estuvo tan pendiente de Unicaja que todos sus cambios fueron respuesta a determinaciones de Imbroda. Su iniciativa tuvo siempre que ver con decisiones defensivas y su éxito fue diseñar un sistema de ayudas que maniató a los hombres de Unicaja, a los que puso enormes dificultades para maniobrar dentro de la zona.

Michael Ansley nunca encontró una vía abierta para sus penetraciones por la bombilla, y Sergei Babkov fue presa de un pegajoso Ismael Santos. A Unicaja, además, le fallaba la puntería de sus tiradores. Buscó con reincidencia la línea de 6,25, pero sólo acertó dos de sus 15 lanzamientos. La defensa malagueña, con continuas alternativas en su disposición, tampoco resultó una barrera fácil de flanquear para los madridistas.

El partido se desenvolvió siempre en una tremenda igualdad. Sólo el Madrid amagó con dos tirones en el marcador: (13-18, m. 9) y 51-58 (m. 34). El segundo pareció tener alguna entidad, por su proximidad al final y porque lo obtuvo en una breve racha de acierto de Loncar, que pareció haber encontrado por fin el abrelatas. La respuesta de Unicaja fue contundente. Un parcial de 7-0 devolvió rápidamente el partido a sus derroteros.

Unicaja entró en los minutos decisivos con la dinámica a su favor. Vencía 63-61 y tuvo dos opciones de aumentar la ventaja en el transcurso del minuto 38, pero no supo aprovechar su oportunidad. Las dos últimas posesiones se las jugó el desquiciado Michael Ansley, en una Arlauckas taponó su lanzamiento y en otra cometió personal en ataque.

En la penúltima jugada, el Madrid hizo personal sobre Kenny Miller, que fue fiel a sus estadísticas: No anotó ni uno de los dos tiros libres. Ante tanta ventaja, y pese a su desacierto en los tiros libres -falló 12 de los 21 que intentó-, el Madrid acumuló tres puntitos de oro. El encuentro aún dio lugar para la polémica. Con 64-67 y seis segundos por jugar, los árbitros señalaron personal contra Nacho Rodríguez, pero precisaron que fue anterior a su intento de lanzamiento. Dos tiros libres y no tres, como pretendía el malagueño. Anotó el primero y tiró a fallar el segundo, el balón cayó en las manos de Babkov a quien seguramente Arlauckas le hizo personal. Pero las protestas sólo sirvieron para que el público rescatara el viejo grito de "¡Así gana el Madridl". Javier Imbroda cortó el argumento de cuajo: "El Madrid nos ha ganado justamente. En ningún momento hemos sabido imponer nuestro juego" .

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