Llega la Infanta
Desde las diez de la mañana, hora a la que estaba prevista la apertura de la M-601, el ambiente era tenso junto a la barrera que la Guardia Civil había levantado para evitar el paso de los coches. Los conductores que esperaban franquearla estaban nerviosos. A esa hora, sólo los repartidores, los residentes en el puerto, los periodistas y los vehículos oficiales tenían carta blanca para traspasarla."Mucho caradura hay por estos lugares", gritaba un hombre bajito que quería subir al puerto antes que el resto. "Con decir que uno es periodista o guardia civil, ya te dejan pasar", explicaba a voces. "Caraduras, que sois unos caraduras", espetaba a todos los que se encontraban al otro lado del control. Un guardia civil apretó los puños. "Por favor, cállese y respete a quienes trabajan". "No me da la gana", replicaba. Al tiempo, otros conductores impacientes acercaban el morro de sus vehículos con intenciones amenazadoras. "Abran de una vez", decían.
Y en eso llegó la infanta Elena, al volante de un todoterreno. Eran las 10.30. Los guardias abrieron. Todos callaron. Algunos murmullos, y siguió la pelea.
A las 10.50, la barrera fue levantada ya para todos. Modesto Madrid, de Argamasilla de Alba (6.370 habitantes), Ciudad Real, fue el primero. Llegó desde su pueblo para ver la nieve y preguntar: "¿Voy a salir en la tele?".
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