Impuestos

Los políticos de derechas suelen formular el siguiente razonamiento: cuando la presión impositiva media es demasiado alta, a la gente no le interesa trabajar más, ya que una parte demasiado considerable de los ingresos que obtendría tendría que cederla al Estado; los empresarios no crean empleo por la misma razón. Una política inteligente en estos casos -siguen razonando dichos políticos- consiste en reducir la presión impositiva, incentivando así a la gente a trabajar más y favoreciendo la creación de empleo. El PIB, e incluso las entradas de dinero en las arcas del Estado, acaban siendo, de esta manera, superiores a las anteriores. Estos argumentos, expuestos como teoría por el economista americano Laffer a finales de los años setenta, no tienen ninguna base empírica, según concuerdan los economistas. Sin embargo, el señor Reagan llevó a cabo un experimento similar a lo largo de la pasada década, alcanzando un solo resultado: las arcas del Estado se empobrecieron y el gasto asistencial tuvo que ser reducido. No contento con esto, Berlusconi ganó las pasadas elecciones italianas tras haber formulado la promesa de reducir los impuestos con el citado objetivo. Los impuestos subieron al cabo de pocos meses de instaurado su Gobierno. A eso se le llama demagogia.Ruego, pues, tomen nota sus lectores, por si de cara a las elecciones del 3-M alguien promete bajar los impuestos para favorecer la economía.-