ALFREDO RELAÑO El querer y el saber
Pecado de pereza. El Valencia es un equipo bien hecho, con, varios jugadores de clase, pero le faltó generosidad. Con el 1-1 prefirió guardar la ropa. Ésta es una temporada intensa en la que el que puede prefiere ahorrarse esfuerzos, así que el Valencia se echó para atrás y pecó de pereza. El Sevilla tuvo constancia, pero le faltó fútbol. Pelotazo atropellado y poco más. Por eso el partido fue malo: el que sabía no quiso, y el que quería no supo. Petkovic. Su llegada a España estuvo precedida de gran expectación. En su primera aparición ante el gran público (televisión de por medio) y en partido oficial no pareció gran cosa, dicho sea respetando cualquier posibilidad de mejora cuando alcance más adaptación. Parece un jugador atolondrado, con arrancada fulminante y agotamiento brusco de la gasolina a media carrera. Un jugador confuso que no supo darle calma al equipo, sino lo contrario.Un libro abierto. Suker. En un equipo con el rumbo perdido es una permanente tabla de salvación. Su entrega, aun cuando ya tiene asegurado su futuro en otro equipo, no tiene tacha. Sus pases al corazón del área fueron el único argumento de fuerza que pudo presentar el Sevilla. Y la última jugada del partido, en la que le dejó hecho un gol a Carlos, que falló.
Vaya lío. Marcos agarra a Mijatovic y le zancadillea, cuando el delantero valencianista se encuentra ante una situación inminente de gol, de frente al marco. El árbitro lo ve y pita penalti. Firme, además, rechaza las exigencias de los sevillistas de consultar al linier. Muy bien. Pero ¿por qué no expulsa a Marcos? ¿Por qué cada árbitro aplica con el criterio que le da la gana esa última norma? Esa descomunal disparidad de criterios es una constante fuente de irritación para los aficionados.
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