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El calvo acaba con la caspa

El Barca derrota al Zaragoza de la mano del fútbol luminoso de Iván de la Peña

Ramon Besa

Y la metieron no una sino dos y hasta tres veces como no sucedía desde que Pujol perdió la mayoría absoluta. Y De la Peña marcó un gol desde medio campo y se abrazó a Cruyff para celebrarlo. Y el Camp Nou se llenó de pañuelos blancos para vitorear el tanto del calvo. Y la hinchada miraba una y otra vez el reloj pidiendo que aquello no acabara. Fue un cuento de hadas. Una radiante tarde inviernal tras un sinfin de jornadas de tormenta.Por fin, un día de fútbol, una tarde en paz en el estadio, una noche para llegar a casa, cenar a gusto, poner la tele y grabar los dos goles de lo pelat. La visita del Zaragoza dejó como legado la comunión entre la grada y la cancha y un punto de inflexión en un club azotado por las luchas fraticidas. Renacen las virtudes teologales en un colectivo que renegaba de su carné ante el altar. Puede que el Barca vuelva mañana al ayer, pues los buenos momentos nunca tuvieron hasta ahora continuidad, pero hoy hay alguien en quien creer hasta al menos el jueves en que se presenta el próximo partido.

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El 'pequeño' buda se abraza a Cruyff

No costará llegar a Soria para afrontar la defensa numantina con el recuerdo que dejó Iván de la Peña en la tarde de ayer. Nunca media jornada invitaba tanto al optimismo: salió el sol de una vez y Cruyff cantó una alineación que gustó incluso a Núñez.

Los azulgrana salieron vencedores en los mano a mano entablados en los sectores decisivos del campo. Busquets aguantó los remates de Poyet y Dani cuando el partido arrancaba y De la Peña firmó las tres jugadas de gol. La primera llegó pronto. Llevaban Prosinecki y Figo dos remates fallidos cada uno cuando el calvo agarró el cuero y le telegrafió un pase de gol al ariete. Y Óscar, un tipo listo donde los haya, no perdonó.

La embestida local duró justamente un cuarto de hora Luego el partido se fue serenando, los dos equipos asentaron su sistema defensivo y sólo el intervencionismo del árbitro alteró un discurso futbolístico plano hasta el descanso. La reanudación aventuraba una segunda parte de difícil doma para unos y otros cuando apareció de nuevo la calva de Iván. Escondido, a rebufo de la defensa en línea que tiraba el Zaragoza hasta la línea de medios salió disparado para echarle el lazo a un regalo de Sergi. El balón corrido por el zurdo acabó en los pies del pequeño buda y después en la red de Juanmi.

La segunda aparición divina de De la Peña no resultó, sin embargo, una sentencia al partido como se presumía. Higuera se interpuso acto seguido con otro golazo. Pero tampoco duró mucho la duda que embargó al estadio. El pelado aguardó en su parcela uno de esos balones que siempre caen cuando el grupo forastero arrea a por el empate. Y, cuando lo tuvo, enfiló el campo contrario, arqueó la ceja como quien apunta y justo después de pasar la divisoria picó el cuero para que, desde más de 48 metros, sobrepasara a Juanmi. Fue gol. Claro. Y el Camp Nou quedó reflejado en la calva del pelado.

Tras muchas jornadas de oscuridad, el calvo acabó con el fútbol casposo del equipo e iluminó el Camp Nou por una tarde.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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