_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuestion de democracia

Antonio Elorza

La confrontación ha dejado inevitablemente un regusto amargo. Aun cuándo Marcelino Camacho no haya sido el creador de las Comisiones Obreras en la España de los 60, sí se ganó merecidamente la condición de personaje emblemático de las mismas, y en su prolongada vida como militante obtuvo a pulso el reconocimiento general, no sólo por la fidelidad a sus ideales, sino por el sentido realista y la ponderación con que supo afrontar situaciones difíciles, tales como la crisis del PCE en 1981 o su propia sucesión.Pero ese reconocimiento merecido es una cosa, y otra bien distinta considerar como ilícito el hecho de que haya acabado perdiendo la presidencia del sindicato, una vez que se había embarcado a fondo en la contienda interna y sus posiciones fueron derrotadas. Son las reglas de la democracia, que lamentablemente resultan duras de digerir para quienes están empapados de la tradición comunista.

Si ellos ganan, aplastan, pero si lo hacen sus oponentes, éstos tienen el deber de formar ejecutivas de integración . Si n lo hacen, los pecés rompen labaraja, y no cabía esperar otro comportamiento cuando, como ha ocurrido en este paso, se resuelve negativamente para ellos, la tensión histórica entre la autonomía del sindicato y la hegemonía comunista. Sólo cabe augurar que, una vez remansadas las aguas tras la tormenta, el desgaste para Comisiones Obreras resulte transitorio y la minoría pro-PCE se limite a la lícita tarea de conquistar posiciones desde la lealtad a la línea mayoritaria.

Otra cosa es que el hecho del voto denote siempre vida democrática. Tenemos un ejemplo bien reciente, en la votación, desde la base de las candidaturas de Izquierda Unida. Aparentemente más democracia no cabe. Pero, para empezar, Anguita queda fuera del voto y éste se aplica imperativamente en Madrid, pero tiene sólo valor indicativo en otros lugares. Además, los sectores comunistas de IU están organizados, dan consignas de.voto , incluso desde sus diferentes fracciones, mientras que los independientes quedan sometidos a ese juego de auténtica manipulación. No hay debate abierto sobre candidaturas previamente establecidas, sino consignas y exclusiones desde el interés de la fracción. El resultado ha sido tan lógico como ridículo: Francesc Frutos, al frente, y el mejor diputado de la coalición, a hacer méritos para la próxima, Los electores de izquierda, simplemente, no contamos.

Ambas situaciones, la crisis en Comisiones Obreras y el. control comunista de las candidaturas en Izquierda Unida, constituyen el resultado inevitable, del modo de hacer política confirmado en. el último Congreso del PCE Ahora bien, eso no justifica que a IU y a Anguita se les apliquen discriminaciones inadmisibles de cara a las elecciones. El caso de los debates televisivos sería aquí el banco de prueba. No estamos en un sistema bipartidista y tampoco hay una segunda vuelta donde contiendan por el puesto de presidente sólo dos líderes. Ni cabe aducir que entonces tendrían que participar los cabezas de lista del PNV y de CiU, porque catalanes y vascos sólo presentan candidaturas en sus respectivas comunidades, por lo cual matemáticamente nunca pueden alcanzar los escaños necesarios para constituir mayoría. Las candidaturas estatales con representación parlamentaria son tres, Y ''de haber debate, son lógicamente los tres quienes, deben participipar, al margen de las encuestas. El tema de la par condicio, del acceso igualitario de las distintas corrientes a TV en período electoral, no es sólo una reivindicación para demócratas italianos amenazados por Berlusconi. Es también aquí una exigencia democrática inexcusable, cuyo cumplimiento quizás el propio PSOE pueda agradecer en el futuro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_