Los herederos del "brujo

De los últimos 15 años la historia probablemente sólo guardará el nombre de dos futbolistas gallegos: Buyo y Fran. Pese a contar con tres equipos en la máxima categoría, la cantera gallega sigue produciendo' resultados más que discretos y tanto Deportivo como Celta y Compostela tienen que nutrirse de fichajes. Pero en los banquillos es otra cosa. La estela imborrable dejada por Arsenio Iglesias la han seguido dos entrenadores en la cresta de la ola, Fernando Vázquez y Fernando Santos. Por primera vez, se enfrentarán esta tarde en San Lázaro (17.00 horas) en lo que supone además el regreso de Santos, ahora en el Celta, al estadio del Compostela, equipo al que llevó de Tercera a Primera División.Al entrenador del conjunto santiagués le llaman ya Arrigo Vázquez. En más de una ocasión ha dicho que su ideal de equipo sería una conjunción entre el Milan de Sacchi y el Barca de Cruyff. En el Compostela no puede aspirar a tanto, pero de momento lo ha llevado la segunda plaza del campeonato en lo que constituye la gran sorpresa de la Liga. Santos llegó al Celta con la Liga iniciada y en dos meses lo ha sacado del pozo.

Se trata de dos personalidades muy distintas y eso se refleja en sus equipos. Vázquez es pausado, racional y dialogante. Santos acredita un firme carácter y una probada fama entre los jugadores de hombre muy exigente. Sus relaciones se han vuelto algo distantes desde el verano, cuando ambos se vieron enredados en una rocambolesca historia, muy reveladora de otra personalidad singular, la del presidente del Compostela, Caneda. Después de haber llevado el equipo de Tercera a Primera y mantenerlo en la máxima categoría, Santos tuvo que abandonar Santiago al negarse Caneda a renovar su contrato por diferencias personales. En medio de un mar de críticas, recurrió a Vázquez, que en trenaba en 2ªB. La jugada no pudo salirle mejor. Poco des pués, Santos encontraba en el Celta su redención. "Yo en el Compostela he hinchado balones y he entrenado en campos de tierra", comenta estos días San tos para reivindicar su pasado.