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La mujer muerta en Antón Martín fue golpeada con una barra

Araceli Guillén Burón, de 40 años, fue golpeada hasta la muerte con una barra de hierro por unos desconocidos en la madrugada del pasado lunes 8 de enero, según el primer informe de la autopsia. La mujer, que ejercía la prostitución en la plaza de Benavente, recibió seis golpes en el cráneo y la cara. Luego, la arrojaron por encima de la barandilla de la boca del metro. El cuerpo cayó sobre las escaleras. La brutal agresión se produjo a las 5.30. La víctima dormía en un banco junto a la salida del metro de Antón Martín.El cadáver fue descubierto por un trabajador del metro en la entrada del suburbano situada frente a la calle de Amor de Dios. Según un médico del Samur, "tenía el cráneo destrozado" por los golpes.

La policía seguía anoche la búsqueda de los autores de la agresión. Una mendiga apuntó al día siguiente del crimen que los agresores eran unos rapados. Sin embargo, la Jefatura Superior de Policía indicó que no había testigos de este ataque.

El día del crimen, Araceli, una mujer morena y de mediana estatura, vestía un jersey blanco y una falda. No llevaba bolso. Los agentes sólo encontraron en sus bolsillos un papel. Se trataba de una copia de la denuncia puesta el día antes en la comisaría de Centro por el robo de su documentación. La víctima vivía en la calle de Fúcar con su madre y su hijo de siete años. Tenía otros tres niños. Según sus vecinas, había perdido la tutela de esos chicos por sus problemas con el alcohol.

Dormida en un banco

La última mujer que vio con vida a Araceli fue una amiga que la acompaño hasta la puerta de su casa a las cuatro de la madrugada. No subió a su domicilio. Según sus amigas, Araceli había bebido y quería aguardar un tiempo para llegar sobria a casa. Por eso, explican, prefirió dormir sobre un banco de madera de la calle de Atocha.Araceli ejercía la prostitución en la plaza de Benavente desde hace más de 15 años. Allí se pasaba tardes y noches buscando clien tes. "Era una chica maja que no se metía en líos", apuntó una amiga. "¿Beber?, bebía como todas, pero de otras drogas nada", añadió otra amiga. En el barrio de Huertas, donde vivía, era muy conocida. Los vecinos recuerdan sus borracheras y aseguran que "peleaba a muerte por sus hijos".

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