El nuevo adjudicatario de la farmacia de Brea es el vicepresidente del colegio de Zaragoza
La farmacia de Brea ya tiene un nuevo adjudicatario: él vicepresidente del colegio de farmacéuticos de Zaragoza, Jesús Catalán. Sin embargo, nunca la abrirá: ha renunciado, Catalán es el cuarto directivo farmacéutico que se niega a abrir la botica que solicitó en Brea. Le antecedieron un vocal de Salamanca, otro de Zaragoza y el secretario de este colegio. La Asociación de Farmacéuticos en Paro cree que todos forman una trama para impedir que Brea tenga farmacia y beneficiar así a su colega Julia Sánchez-Escribano, vocal del colegio de Madrid y boticaria de Estremera, desde donde surte a Brea.
La trama que impide que Brea de Tajo (495 habitantes) tenga farmacia se oscurece cada vez más (véase EL PAÍS de ayer). Si hasta el momento aparecían implicados vocales de Salamanca y Zaragoza y el secretario de los boticarios de Zaragoza, ahora se descubre que también el vicepresidente del colegio de farmacéuticos de Zaragoza forma parte de ella.La Asociación de Farmacéuticos en Paro explica que se ha puesto en marcha un "complicado y sucio mecanismo" para impedir que el pequeño pueblo de Brea cuente con una botica, abierta, y así beneficiar a Julia Sánchez-Escribano, boticaria de Estremera (1.100 habitantes), que es quien suministra en exclusiva desde hace años las medicinasa Brea.
Cuarta renuncia
Según esta asociación de boticarios sin trabajo, este sistema es conocido con el nombre de la rueda, y consiste en lo siguiente: varios farmacéuticos con farmacia piden abrir un establecimiento en un pueblo; el expediente pasa al colegio profesional, que estudia el caso y puntúa a los aspirantes según el número de años que llevan ejerciendo como boticarios; el informó se envía a la Consejería de Sanidad. Tras un largo trámite (que puede durar años), la farmacia se adjudica por fin. Pero el beneficiario (el que más puntos ha obtenido) no toma posesión y al final renuncia: entonces vuelve a comenzar el proceso. Así ha ocurrido en Brea ya cuatro veces. Y los cuatro farmacéuticos que se prestaron a ello son directivos de sus colegios profesionales. Es decir, licenciados con farmacia y con una alta puntuación en los baremos a la hora de lograr el permiso de apertura. La antigüedad les garantizaba prioridad frente a los farmacéuticos en paro. Esta historia comienza en 1989, cuando la licenciada Pilar Maqueda pide permiso para abrir el establecimiento. Su solicitud fue expuesta en el tablón de anuncios del colegio profesional y otras 10 personas exigieron el mismo derecho. El colegio elaboró una lista -que tuvo que ser ratificada. por la Comunidad- y adjudicó en 1991, por vez primera, la botica. José Luis Dorado, vocal de Titulares del colegio de Salamanca, renunció. Le siguió Bernardo Alfaro secretario del colegio de Zaragoza, que no quiso abrir la botica. En 1994, la adjudicación pasó a Tomás Marco, vocal de Zaragoza, que imitó a sus antecesores. Ahora, la farmacia le ha sido concedida a Jesús Catalán, vicepresidente del colegio de Zaragoza. Este directivo anunció ayer a EL PAÍS que también ha renunciado a la farmacia. "No pienso ir a Brea porque ya no me interesa. Mis condiciones personales han cambiado; explicarlas no viene al caso". Catalán, que regenta ya una farmacia en el pueblo aragonés de Luna (941 habitantes) y a escasos kilómetros de Ejea de los Caballeros (15.000 habitantes), se niega así a abrir la botica de Brea. Preguntado si sabía que él era el nuevo adjudicatario, respondió: "Ya le dije al colegio que renunciaba a la farmacia y que estoy al margen de ese asunto. Lo mejor es que le den la farmacia a alguien que le interese", apuntó.
Catalán aseguró desconocer a la farmacéutica de Estremera. Sin embargo, el secretario del colegio de Zaragoza, Bernardo Alfaro Zubiri, que también se negó a abrir el establecimiento hace tres años, reconoció "conocerla de oídas". Tomás Marco, otro de los licenciados que renunció a la botica en 1995, afirmó haber coincidido con ella en una ocasión.
Curiosamente, la primera persona que pidió la farmacia en Brea, la licenciada Pilar Maqueda, es la única que carece de posibilidades de lograr la botica. Su solicitud, según el informe de la Consejería de Salud, nunca fue tramitada ni instruida por el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, en virtud del artículo 9 del Real Decreto 909/78. En este artículo, dividido en dos apartados y cuatro subapartados, se indica que los colegios farmacéuticos son los encargados de "tramitar y formular propuestas de resolución de los expedientes". También se indica que la Dirección General de Ordenación Farmacéutica resolverá los expedientes y conferirá las autorizaciones. "Dicho centro directivo podrá delegar en los colegios provinciales farmacéuticos la resolución de los expedientes". Dice pocas cosas más que afecten directamente a este caso.
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