El Gobierno francés aplaza la reforma fiscal prometida por Chirac
Una excesiva presión fiscal acaba con la fiscalidad: "Trop d'impôt tue l'impôt". Esa idea fue repetida centenares de veces por el candidato Jacques Chirac, quien subrayaba, durante la campaña: "La reforma fiscal será una de las tareas prioritarias que encomendaré al Gobierno". No se han cumplido 10 meses desde su acceso al poder y la prometida reforma fiscal ha sido aplazada sin fecha. El ministro del presupuesto, Alain Lamassoure, ha justificado la renuncia con un "no hay un margen de maniobra suficiente". Es decir, resulta imposible conciliar la reducción del déficit, la reactivación del consumo y el rebajar la presión fiscal en pleno periodo de"Una buena reforma fiscal es aquella que permite aligerar la presión sobre algunos, sin que eso sea en perjuicio de los demás" explica Lamassoure, al tiempo que añade: "Mucho me temo que en 1996 no se dé esa condición". Lo cierto es que la proyectada reforma, que ya le costó el cargo al ultraliberal Alain Madelin, pretendía simplificar los criterios sobre los, que. se calcula el impuesto sobre la renta y reducir el número de excepciones, ahora 116. Se trataba de suprimir las deducciones al tiempo que disminuía también la presión fiscal, de manera que los ingresos continuasen siendo los Mismos, pero el cálculo resultase más fácil y también que las grandes fortunas, obligadas a abonar al Estado un 56,8% de sus beneficios, viesen cómo ese porcentaje quedaba en un menos apabullante 40%.
Una vez defenestrado Madelin, gran defensor de la reducción del papel del Estado, ya se supo que la reforma iba a retrasarse. Luego, cuando Jean Arthuis, el nuevo titular de Hacienda, reveló inoportunamente ciertos proyectos del Gobierno de Juppé en materia fiscal, éste tuvo que dar marcha atrás y negó que hubiese decidido privar a los asalariados de algunas de las reducciones a las que tienen derecho. El resultado de esa retahíla de renuncias y confusiones es que hoy, en Francia, cuando se dice "reforma fiscal", el ciudadano oye "aumento de impuestos".
Pero las desgracias en materia fiscal no sólo son hijas de la crisis y de errores políticos. Las cuestiones estrictamente técnicas también juegan malas pasadas al Gobierno de Juppé. El recién creado RDS (Reembolso de la Deuda Social), que tenía que entrar en vigor el 1 de enero de 1996, también necesita de un aplazamiento para dar tiempo a las empresas a adaptar sus programas informáticos.
Reformas aplazadas o abandonadas, errores técnicos en la puesta en marcha de un impuesto, división dentro de la mayoría y, sobre todo, promesas no cumplidas. Chirac reclama "confianza", pero las encuestas de opinión se la niegan obstinadamente. El ex presidente Giscard d'Estaing ha resumido la situación con crueldad: "La sociedad hay que guiarla con ideas y es infeliz cuando desconoce su futuro".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.