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Don Ichiro, y los nuevos encasillados

Poco antes de llevarse a cabo las elecciones durante la época de la Restauración el gobernador civil de cada provincia recibía un telegrama desde Madrid que se iniciaba con la afirmación de que "el Gobierno verá con gusto el triunfo de la siguiente candidatura" y venía, a continuación, la retahíla, de los nombres de los futuros diputados y sus respectivos distritos. En realidad el Gobierno había dedicado infinitas gestiones a la confección del encasillado porque se jugaba su perduración en que saliera. Pero no había problema: en un momento en que las elecciones no eran veraces figurar en la lista del encasillado equivalía a ser "elegido" diputado.Ha pasado mucho tiempo y las elecciones no son, por descontado, fraudulentas, pero el encasillado ha resucitado a la hora de elaborar las listas de candidatos de los distintos partidos. No es un fenómeno exclusivo de España, pero en ella viene multiplicado por la ley electoral. La democracia se basa en una identificación total entre representante y representado hasta tal extremo que Bevan exigía incluso que el modo de vida del parlamentario no fuera, en lo esencial, distinto del ciudadano. Ese ideal está muy lejos de la realidad, en especial cuando a la elección se llega con unas candidaturas filtradas por las decisiones de las cúpulas de los partidos. La selección de los candidatos es tan importante en el proceso electoral que ha excitado en el Extremo Oriente a ejercicios de imaginación. El candidato del principal partido de la oposición japonesa Ichiro Ozawa ha sido seleccionado tras una especie de referéndum en el que han participado no sólo los afiliados sino todos los ciudadanos con el requisito de enviar con carácter previo un talón con unos yenes. En nuestras latitudes una fórmula como la de don Ichiro sería juzgada peregrina. En periodo preelectoral los partidos españoles hacen y desahacen candidaturas con pleno impudor y escasísimo respeto a los ciudadanos, como si estos nada tuvieran que ver con el guiso que se les está condimentando.El PP acaba de inventar la regla retráctil o de quita y pon para las incompatibilidades de cargos: si en un determinado momento éstas existían ahora desaparecen porque no interesan. Malo es que eso ofenda a . quienes no se les aplicó en el pasado la excepción que ahora parece estar vigente, pero peor la indiferencia que se demuestra por el ciudadano, El principal partido de la oposición parece decir: "Usted vótenos y despreocupese. Nosotros decidiremos si el candidato ejerce como alcalde, europarlamentario o diputado en Madrid". Eso se parece demasiado a una tomadura de pelo.

Es, sin embargo, un. pecado menor comparado con el prcedimiento, alambicado e hipócrita, arbitrado por "IU. En teoría no cabe imaginar nada más democrático qué unas primarias para la selección de los candidatos. En la práctica, sin embargo, todo el mundo sabe que IU funciona por el procedimiento de las muñecas rusas. El núcleo duro es el PCE y desde él. Anguita envía "recados" a las organizaciones locales que tienen idéntico contenido (y resultado) que los telegramas del Ministerio de la Gobernación en la época de Romero Robledo y La Cierva. Como, sin embargo, no puede romper con la minoría de esa galaxia en que consiste su coalición, se limita a administrar su representación aunque eso equivalga a defenestrar a diputados eficientes como López Garrido.

Pero peor todavía es el caso del PSOE. La representación de González es un error, pero, el nombre de Barrionuevo en la candidatura de Madrid es una agresión injustificable al ciudadano. En el mejor de los casos el ex ministro de Interior tiene unas responsabilidades políticas gravísimas que les debieran hacer pensar, a él y a su partido, en la oportunidad de la volatilización. Unidos y corresponsables, pretenden ahora, uno y otro, reconstruirse la virginidad con la ayuda del voto popular sin darse cuenta de la invencible repugnancia moral que están causando. Puede parecer extravagante, pero entre el señor Ozawa y los nuevos encasillados me quedo con don Ichiro.

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