Mujeres y sacerdocio

Por mediación del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Consagración para la Doctrina de la Fe (antes, Santo Oficio), el Vaticano ha decretado la prohibición definitiva por "ahora y siempre repito, para siempre", para que las mujeres no puedan ser sacerdotas católicas.Con 2.000 años de historia, ningún Papa se había atrevido a matar "la Esperanza" que la Iglesia Católica pudiera algún día dar luz verde, porque mi hija Julia y mi nieta Mia, o cualquier hija o nieta del mundo, pudiesen ser sacerdotas católicas.

Este "para siempre" me hiere y desorienta mi sensibilidad; y no me extraña que me haya de esforzar en reprimir mis instintos para no calificar dicha decisión de machista y racista.

Este "para siempre" hace tanto daño que dentro de mí nacen comparaciones y parecidos con los más graves episodios que "todo lo femenino" ha tenido que soportar a través de los siglos y dentro de todas las culturas del mundo.

Este "para siempre" no te deja entender que siendo tan pocas las vocaciones para el sacerdocio se desprecie la mitad de los efectivos católicos. para poder escoger personas humanas (sacerdotas) suficientes, para atender parroquias necesitadas de enseñanzas y prácticas religiosas, a todos los niveles.

Este "para siempre" nos tiene que hacer rezar, para que a la infalibilidad del Santo Padre se le pueda encontrar, con el tiempo necesario, alguna fisura, para que nos vuelva la esperanza de encontrar valores bien positivos para la mujer; y así poder ejercer el sacerdocio. ¿Pues... quién, ya sea sea hombre o mujer, no ha podido valorar las cualidades humanas de una madre, de una esposa, de una abuela o de una suegra... porque hubiesen podido ser un enlace sacerdotal con Dios?-