740 personas apoyan a Barrionuevo en una cena-homenaje en Madrid

, José Barrionuevo recibió anoche un baño de afectos, 30 horas antes del trago amargo del careo al que se someterá mañana con Julián Sancristobal, ex director de la Seguridad del Estado. En una cena homenaje celebrada en Madrid, el ex ministro del Interior recibió el apoyo de 740 personas, entre las que estaban el ex vicepresidente del Gobierno Narcís Serra; la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi; el de Trabajo, José Antonio Griñán; el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, y el general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo. No hubo ningún representante de la actual cúpula del departamento que Barrionuevo dirigió entre 1982 y 1988.

Barrionuevo estuvo flanqueado en la mesa presidencial por el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, Joaquín Almunia, y por Ramón Rubial, presidente del PSOE, que exhortó públicamente a Barrionuevo a seguir adelante con el ánimo de que "todos los socialistas" están detrás de él. El ex ministro del Interior contó con la presencia, también, del portavoz socialista en el Senado, Bernardo Bayona; del ex presidente de la Cámara alta, José Federico de Carvajal, así como de numerosos diputados socialistas, y ocho miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE. Entre ellos estaban los guerristas Francisco Fernández Marugán y Matilde Fernández. La llegada de la diputada Carmen Romero, esposa del presidente del Gobierno, fue recibida con una ovación.Cerca de la mesa presidencial donde se sentó Barrionuevo estuvieron varios de los impulsores de la cena-homenaje, entre otros, Joaquín Leguina, Juan Barranco y Ana Tutor. Barrionuevo estuvo acompañado durante la cena, además de por Rubial y Almunia, por Serra, por el dirigente ugetista Manuel Garnacho, por el alcalde de Berja (Almería), localidad natal del ex ministro, y por Cali Pedruelo, una de las promotoras de la Plataforma Ciudadana de Solidaridad con Barrionuevo. La mandaron telegramas de afecto el secretario general de la OTAN, Javier Solana; el ministro de Obras Públicas, José Borrell; el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba; el ministro de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra; el ex portavoz de CiU en el Congreso, Miquel Roca, y el ex dirigente ugetista José María Zufiaur.

Vigilancia policial

El salón donde se celebró el acto estuvo controlado por una discreta vigilancia policial para garantizar la seguridad de los asistentes. Durante algunos momentos dos personas extendieron en un andamio cercano una pancarta donde se leía: "Ante el terrorismo de Estado, igualdad ante la ley".Tras unos aperitivos, consistentes en canapés, calamares rebozados y croquetas; un plato de ternera guisada con puré de patata y otro plato de calamares rellenos, los asistentes -que habían pagado 3.000 pesetas por cubierto, escucharon, en un clima de emotividad, las intervenciones de una de las organizadoras del acto, el presidente del PSOE y Barrionuevo. Éste subrayó que bajo su mandato se pusieron los pilares de la estrategia antiterrorista. Se presentó a sí mismo como una persona que ha dedicado una parte importante de su vida a luchar "contra el crimen, la violencia, la crueldad y la intolerancia". "El objetivo principal de mis desvelos", llegó a decir, "ha sido evitar sufrimientos a las personas o, cuando menos, reducirlos".

Barrionuevo aprovechó el afán de unidad mostrado por las fuerzas democráticas al firmar el Pacto de Madrid y el de Ajuria Enea para sostener que ninguno de los firmantes "puso entonces en entredicho ni formuló ningún reparo respecto al conjunto de la lucha antiterrorista que, por lo demás, siempre tuvo en aquellos años un amplísimo respaldo parlamentario". Una forma de recordar a algunos que ahora le critican que en aquella época no veían motivo de reproche en su comportamiento; pero una forma también de soslayar que al margen de la firma de esos pactos, algunas fuerzas vascas y medios de comunicación criticaron los abusos policiales en la lucha contra ETA.

Barrionuevo invocó que en los años en que estuvo al frente de Interior el santuario de ETA en Francia "dejó de existir". Y detalló que los etarras perdieron la condición de refugiados, y los tribunales franceses caractezaron a ETA como "banda de malhechores".

En ningún momento aludió a los GAL ni a sus actividades. Reconoció haber sufrido profundas decepciones por parte de personas en las que había confiado. "Cuando se me dice que soy en exceso confiado, no tengo disculpa que formular ante ese reproche. Además, no voy a cambiar. Ya soy un poco mayor para hacerlo", dijo.

Barrionuevo afirmó no comprender la utilización del cinismo, y el rencor como arma política, y aseguró que la única solución frente al odio y la envidia es "mantener la dignidad y los principios". Reconoció que los políticos son vanidosos y egoístas, pero matizó que "en eso también hay clases". "Los hay que, con apariencia de santidad, prefieren dejar el mundo habiendo sido buenos, que dejar un mundo bueno. Son los que se arropan en el halo de santidad y levantan un muro de incomprensión con sus semejantes, porque creen que ellos son los buenos, y desprecian a los demás".

"Pero hay otro tipo de egoístas en política", agregó, "los que trabajan pensando en los demás porque su propósito es querer que se les quiera. Son los que no comprenden la ambición por los bienes materiales, pero son insaciables para los afectos y para los amores. Yo quiero estar en este grupo. Y vosotros me habéis dado hoy, aquí, una abundante dosis de lo que a mí más me interesa".

Los asistentes a la cena-homenaje le tributaron un largo aplauso, puestos en pie. Después, Barrionuevo fue a saludar uno por uno a los 740 comensales, entre los que se encontraban el ex fiscal general del Estado, Eligio Hemández, y la peletera Elena Benarroch, así como los ex gobernadores civiles del País Vasco Jose Ramón Goñi Tirapu, Daniel Vega y Julen Elgorriaga, y el ex director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado.