Miquel Roca hace oficial su dimisión como secretario general de CDC
Miquel Roca Junyent presentó ayer oficialmente su dimisión. como secretario general de Convergéncia Democrática (CDC) y como miembro de su secretariado permanente, aunque permanecerá en el comité ejecutivo y en el consejo nacional del partido que, dirige Jordi Pujol. Roca reiteró ante el consejo nacional de CDC la versión oficial de los motivos de su renuncia: dedicarse al grupo municipal de Barcelona y facilitar la renovación en las estructuras del partido. Además de su tarea municipal, Roca dedicará su tiempo, al despacho de abogados que ha abierto y a dar clases de derecho en la Universidad.
Pujol tomó la palabra para agradecer los, servicios prestados por su ex número dos y afirmó que el futuro dirá cuál es el futuro de cada uno, en particular el de Roca, y expresó su deseo de que éste deje "entornada la puerta" por si reconsidera su abandono de la primera fila de la política: "El tiempo dirá". Roca ha repetido en varias ocasiones que su alejamiento es definitivo. Al decir de los asistentes a la reunión del consejo nacional, el anuncio de la dimisión fue muy emotivo. El próximo 7 de enero será elegido Pere Esteve como su sustituto en la secretaría general. También será designado Joaquim Molins para encabezar la candidatura que CiU presentará a las elecciones legislativas.Los adversarios de Roca en el partido desconfían de la sinceridad de su retirada: temen que sea una. maniobra táctica para regresar con más fuerza. El eterno número dos de Convergéncia Democrática ya renunció a renovar sus cargos en 1981 y en 1992. La dimisión de ayer culmina una lista de desencuentros con Pujol. Miembro fundador de CDC en 1974, dos años después fue su primer secretario general adjunto. Luego pasó a serlo por delegación. Era secretario general efectivo desde 1989, salvo en el breve paréntesis de la crisis de 1992.
Roca retiró su candidatura a la reelección como secretario general adjunto en el sexto congreso de CDC, a finales de enero de 1981, porque sectores pujolistas presentaron un candidato alternativo con el único objetivo aparente de castigarle en la votación y porque Jordi Pujol se negó a desmontar aquella operación pese, a habérselo pedido. La plaza quedó vacante, hasta que dos años después Roca fue repescado por Pujol, pero como secretario general por delegación.
La crisis de 1992
La segunda renuncia de Roca tuvo como escenario una crisis mucho más grave. En 1992 comunicó a Pujol su voluntad de no presentarse a la reelección como secretario general en el congreso previsto para el otoño de ese mismo año. El argumento esgrimido por Roca eran las malas relaciones del partido y la suya propia con el socio de la coalición, Unió Democrática de Catalunya. La experiencia de las elecciones locales de 1991 había sido traumática paria el secretario general y para la organización territorial del partido, por los enfrentamientos con unos socios que los convergentes consideraban demasiado ambiciosos. Roca consideraba que Pujol debía parar los pies a los democristianos en bien de la salud interna de Convergéncia y que si no lo hacía era porque el presidente daba prioridad a la estabilidad de su Gobierno.Pero Pujol y su círculo de colaboradores sospecharon que el conflicto con Unió no era el verdadero motivo de la renuncia. Más bien la interpretaron como un intento de modificar la política española de la coalición, atribuyendo al número dos un envite para involucrar a los nacionalistas en la gobernabilidad española, entrando incluso en el Gobierno del PSOE, entonces aún con mayoría absoluta.
Roca mantuvo su renuncia y la plaza de secretario general quedó vacante a la espera de una ulterior reconsideración. El congreso pasó de puntillas sobre las relaciones con Unió y sobre la política española y la ejecutiva del partido fue purgada de buena parte de roquistas.
La crisis se cerró, aunque en falso, con el regreso de Roca a la secretaría general, elegido por un consejo nacional a finales de enero de 1993 por el 701/6 de los votos para sorpresa de los pujolistas, que esperaban derrotarlo o al menos que saliera elegido por la mínima. Sin embargo, las cosas no volvieron a ser como antes. Los contrincantes de Roca habían reforzado su poder en el partido y la desconfianza de Pujol hacia su teórico número dos no se diluyó. Pujol quiso seguir controlando el aparato de Convergencia en detrimento de su segundo. A partir de junio de 1993 CiU alcanzó su gran objetivo de ser decisiva en Madrid, pero el partido rechazó toda posibilidad de entrar en un Gobierno de coalición con el PSOE- aunque abrió la puerta a la colaboración parlamentaria. Tras la negociación de los presupuestos de 1994, que aún protagonizó Roca, Pujol asumió personalmente las relaciones con el Gobierno y el presidente del grupo parlamentario fue recluido en la cocina de las negociaciones.
Ante ese panorama, Roca optó por no plantear batalla, buscó un lugar bajo el sol optando a la, alcaldía de Barcelona y decidió apartarse de la política, española que monopolizaba Pujol y de sus responsabilidades en el partido. Se dijo a sí mismo: Jas'ho faran, que traducido significa: Que se las compongan solitos. Al decir de algunos, a Roca le ha faltado coraje para imponerse y a Pujol generosidad.
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