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Conmoción en Londres tras el asesinato del director de un colegio

El profesor quiso defender a un alumno del ataque de una banda

La máxima figura de la Iglesia Católica en el Reino Unido, el cardenal Basil Hume, y el ministro de Interior, Michael Howard, han unido sus voces para condenar este fin de semana el asesinato, por una banda de jóvenes delincuentes, del director de una escuela secundaria en Londres. Philip Lawrence, de 48 años, católico de origen irlandés recibió una puñalada que le partió el corazón el viernes cuando intentaba mediar en una pelea a la salida de la escuela que dirigía en Maida Vale, al noroeste de Londres. El suceso ha vuelto a reavivar la polémica sobre la violencia en las escuelas estatales británicas que, en algunas grandes ciudades, caso de Londres, se enfrentan a las dificultades de acoplamiento de una creciente población multiétnica.La ministra de Educación, Gillian Shephard, tendrá que responder esta semana a nuevas presiones para que se refuerce la seguridad en las escuelas, víctimas en el Reino Unido de la feroz división social del país. El portavoz laborista de Interior, Jack Straw, reclamaba ayer una revisión del sistema penal en lo que atañe a los jóvenes e, incluso, el diputado conservador Rhodes Boyson señaló la conveniencia de que el Parlamento rebaje la edad penal de los jóvenes.

Pero aparte de las punitivas, son otras medidas las reclamadas por una sociedad que asiste atónita a la creciente indisciplina y violencia en las escuelas, en otro tiempo regidas por la severidad victoriana. Es el sistema educativo en su conjunto el que está en entredicho. Fuentes citadas por el rotativo Indepiendent on Sunday, elevaban ayer a 14.000 el número de alumnos que serán expulsados de centros estatales al terminar 1995 por faltas graves, incluida la posesión de armas blancas.

Disciplina en las aulas

Philip Lawrence llevaba tres años al frente de la escuela católica de Saint George, en una zona fronteriza entre el riquísimo barrio de Saint John's Wood y la zona deprimida de Kilburn, de donde recibía numerosos alumnos. Desde su llegada, Lawrence se distinguió por una política de disciplina y rigor que se había saldado con la expulsión de 60 alumnos y el aumento del porcentaje de aprobados en las pruebas finales. La demanda de plazas había aumentado también y el director, en unas recientes declaraciones en un periódico local, se había felicitado por el éxito de su gestión en una escuela difícil dominada por los problemas de violencia derivados de una población mixta en lo racial y con escasos recursos económicos.

La pelea que acabó con la vida de Lawrence se produjo el viernes por la tarde a las puertas de Saint George. Un alumno de color, William Niojh, de 15 años, fue atacado por un grupo de jóvenes. Lawrence oyó sus gritos e intervino para intentar poner orden. Pero uno de los agresores, un joven de entre 14 y 16 años, le golpeó hasta derribarle y, ya en el suelo, le asestó una puñalada mortal.

Testigos de la agresión declaraban ayer a la prensa británica que en la banda de atacantes, al menos uno de los miembros era un alumno de la escuela dirigida por Lawrence., Al parecer, la pelea era un ajuste de cuentas entre un joven de rasgos chinos, alumno de Saint George, y William. Niojh.

Tras un primer episodio de violencia en el patio del colegio, el joven de aspecto oriental acudió con un grupo de amigos, miembros de una banda denominada Triads, en busca de Niojh.

La intervención de Philip Lawrence evitó que la agresión contra el joven tuviera mayores consecuencias, pero a él le costó la vida. Y ayer Londres se despertó en medio de un gran debate.

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