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La fiebre del oro de la Internet: ¿dónde está el oro?

BILL GATESEl autor sostiene que Internet es el comienzo de algo verdaderamente importante y que hay que aprovechar en su justa medida.

Bill Gates

La fiebre del oro de la Internet ya está ahí. Miles de personas y empresas reclaman su parte. No cabe ninguna duda de que hay oro a montones, porque la Internet es el principio de algo enormemente importante. Sin embargo, creo que la mayor parte del oro está a gran profundidadLas fiebres del oro tienden a provocar comportamientos desmedidos. La gente se emociona tanto con las perspectivas de riqueza instantánea que tiende a abalanzarse sobre las oportunidades fáciles y a ignorar la realidad a largo plazo. Pocos de los miles de supuestos buscadores que acudieron a los yacimientos de oro de California a partir de 1849 hicieron fortuna. De hecho, la fiebre del oro fue un desastre mortal o financiero para muchos de ellos. Las ganancias fáciles se agotaron pronto y la inflación masiva llevó el precio de un huevo duro a 75 centavos y el de la harina a 35 dólares el barril. Muchos de los que hicieron fortuna en la economía en expansión no eran buscadores y su éxito no les llegó enseguida. Tres años después del inicio de la fiebre del oro, un emigrante alemán llamado Levi Strauss creó un negocio de prendas de confección para proveer a los buscadores de San Francisco. Logró su fortuna 20 años más tarde haciendo y vendiendo pantalones de algodón con remaches, los primeros vaqueros.

La fiebre por cosechar beneficios con la Internet y otras redes interactivas hará más de una fortuna. Entre los ganadores, muchos serán como Levi Strauss y encontrarán su oportunidad indirecta. La Internet es otro caso de ésos en que a la gente que vende pantalones a los buscadores le va mejor que a los propios buscadores. Puede que los analistas, la gente que organiza muestras comerciales, los asesores y demás personas que proporcionan servicios relacionados con la Internet tengan una forma más segura de sacar beneficio que los pobres busca dores que empuñaban picos y palas en las minas.

Cuando se produce un gran fenómeno, no siempre es evidente dónde están las mejores oportunidades. Si alguien hubiera previsto que los ordenadores personales iban a ser un negocio enorme, la inversión obvia habrían sido los fabricantes de ordenadores. Pero la gran mayoría de los fabricantes de ordenadores fracasaron aunque si a alguien se le ocurrió elegir Compaq u otra de las pocas empresas como ella, le habrá ido bien. La estrategia menos obvia pero de más éxito habría sido invertir en Intel, un fabricante de microprocesadores, y Microsoft, un fabricante de programas informáticos. Estas empresas producían componentes vitales de los ordenadores personales. Pero elegir componentes no era un éxito seguro. Los mercados han sido extremadamente inestables. Hace unos años, si usted hubiera elegido a fabricantes de chips de memoria de acceso aleatorio (RAM), habría perdido hasta la camisa. Sin embargo, si hubiera invertido en la fabricación de RAM en los 18 últimos meses, habría hecho un dineral.

Al diseñar una estrategia para sacar beneficio de la Internet, la gente debería pensar en los próximos 10 años, no en los próximos seis o 12 meses. Debería evaluar qué clase de activos van a constituir las empresas y que corrientes de ingresos pueden esperarse. La oportunidad obvia es conectar a la gente con la Internet. Las empresas que tuvieron la previsión de meterse, pronto en este negocio se han visto bien recompensadas hasta ahora. Algunas de las recompensas han ido más allá de lo imaginable. Hace menos de un año, Microsoft hizo una inversión privada de 16 millones de dólares en UUNET, un proveedor de Internet. Hoy, en plena fiebre del oro de la Internet, esa inversión vale más de 300 millones de dólares.

Las perspectivas a más largo plazo para las nuevas empresas que ofrecen conexiones con la Internet son menos claras. El mercado está siendo invadido por las compañías telefónicas, las compañías de llamadas interurbanas y las empresas de cable. En todo el mundo, las compañías telefónicas nacionales tienen planes para involucrarse en el acceso a Internet. Habrá mucha competencia. Las oportunidades son también abundantes para los programas informáticos que aprovechen la Internet. En cierto modo, es una espada de doble filo para los gigantes del sector de programas, incluido Microsoft. Por un lado, los programas de éxito, programas de finanzas personales, hojas de cálculo, sistemas operativos se están quedando obsoletos incluso más deprisa que en el pasado. Si no son actualizados para soportar la interactividad de la Internet, es probable que sean superados por productos competidores que sí lo hagan. Ese es el riesgo. Por el otro, los fabricantes de programas tienen una oportunidad espectacular para vender actualizaciones compatibles con la Internet a los clientes que ya tienen y vender programas de todo tipo a los nuevos clientes que entran en el mercado de ordenadores personales a causa de la Internet. Ese es el filón. La oportunidad obvia en el sector de programas es vender navegadores que permiten a la gente ver contenidos de la Internet, pero es otro caso en que la oportunidad obvia es demasiado competitiva como para ser directamente rentable. Los navegadores como Netscape Navigator y Microsoft Explorer se regalan, porque su aceptación tiene valor estratégico, y creo que es probable que sigan siendo gratuitos aunque evolucionen desde su relativo primitivismo de hoy hasta convertirse en productos sofisticados.

Como en cualquier fiebre del oro, conviene ser cauteloso con la propaganda. En los últimos meses hemos entrado en un periodo en que mucha gente está dispuesta a creer que los cataclismos son posibles. Esto ha llevado a gente por lo general racional abrigar nociones un tanto inverosímiles. Si alguien hubiera aparecido hace sólo un año y dicho: "Podemos hacer un programa informático 10 veces mejor que cualquiera de los que hay", la respuesta sensata habría sido: "Eso no parece muy probable. ¿Por qué nadie lo ha hecho antes?. Pero hoy, si alguien hace la misma afirmación añadiendo "para la Internet", encontrará una asombrosa actitud abierta entre quienes la escuchan. La gente dice: "¿De verdad? ¿Un programa que es 10 veces mejor y para la Internet? ¡Eso es fabuloso!".

Bill Gates es presidente de Microsoft.

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