Los desheredados del ADO

El ADO echa cuentas a ocho meses de la celebración de los Juegos Olímpicos de Atlanta. El plan es implacable. Si hay resultados, hay dinero; si no los hay, no. La ayuda se convierte en más exclusiva conforme se acerca, la cita olímpica. Los que aprobaron el examen han Sido incluidos en la categoría A-1. Los que suspendieron o han bajado a la A-2 han perdido las ayudas económicas.El último control ADO ha deparado algunas sorpresas. El decatloniano Antonio Peñalver ya no está entre los elegidos. Tampoco Alberto Berasategui, que hace algunos meses se codeaba con los grandes del tenis. Tampoco estarán Juan Carlos Holgado, Antonio Vázquez o Alfonso Menéndez, medalla de oro en tiro con arco en Barcelona. Taimi Chapé tendrá todavía, en esgrima, una última oportunidad; si salva el último examen, volverá al grupo de los grandes y cobrará con efectos retroactivos.

La exclusión del plan ADO no sólo significa que deportivamente ya no se está en la élite, sino que las ayudas económicas desaparecen, y también, por consiguiente, se acaba la exclusividad. El ADO permite dedicarse casi por completo a un deporte. Una beca de máxima categoría alcanza los cinco millones de pesetas; la de segunda, tres. También hay excepciones. Entre ellas se encuentra el caso de Induráin, que cobrará 7,5 millones.

El plan ADO deshereda a unos pero premia a otros. Es el caso de la vela. Hasta 19 deportistas de esta especialidad han quedado incluidos en el grupo A-1. España, según los técnicos del plan olímpico, tiene opciones de alcanzar medalla hasta en diez de los casos. La última clase en llegar hasta los grandes ha sido la Mistral.

Veinticuatro empresas privadas participan económicamente en este proyecto, que se puso en marcha tres años antes de la disputa de los Juegos de Barcelona. En total se invertirán alrededor de 1.500 millones de pesetas en becas a los deportistas.