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Un descenso temporal

La esgrima femenina española ganó el 8 de julio de 1994 su primer título mundial. Fue el de espada por equipos y la clave del triunfo estuvo en la cubana nacionalizada española Taimí Chappé. Campeona del mundo individual en 1990 representando a su país, empezó a ahogarse por su situación, como muchos compatriotas, y decidió irse. En lo personal, un matrimonio con un español le salió mal, pero en lo deportivo, su calidad y su orgullo le permitieron volver a la cumbre en dos años.El descenso de Taimí es relativo y temporal. Falló en los Campeonatos del Mundo de este año, pero ganó la Copa del Mundo, otro hito histórico en la esgrima española. Y sigue en la élite. Sin ir más lejos, el pasado 14 de noviembre sólo perdió en la final de la prueba de Welkenraedt (Bélgica), en la nueva Copa del Mundo. En cuanto acredite un poco más su gran nivel recuperará la máxima beca. Y puede hacerlo. Entre los frutos espléndidos de la Revolución cubana, como la solidaridad, la educación o la sanidad, también aprendió el coraje: "Yo veo aquí a gente que cuando les ha tocado un alemán o un húngaro se acamplejan. Yo, no. Y les digo: ¿Pero qué tienen ellos que no tengas tú? Y vas a ganar".

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