Cien millones para las ranas
Una errónea mezcla de arenas convierte los dos nuevos campos de fútbol de Móstoles en cenagales
Los dos campos de fútbol nuevos situados en el camino de Moraleja de Enmedio, en Móstoles (199.400 habitantes), se han convertido en "las lagunas de Ruidera" ' según la expresión del concejal de Deportes del municipio, José Luis Vila, de Izquierda Unida.Esta denominación se emplea para describir el aspecto desolador de ambos espacios, que, a pesar de haber costado 100 millones de pesetas a todos los mostoleños, siguen regalando cada día nuevos problemas a los deportistas de esta localidad, tales como la aparición de enormes charcos que impiden el desarrollo de cualquier partido.
Tras denunciar repetidamente otras irregularidades en los campos -falta de luz y de agua caliente, por ejemplo-, el edil de Deportes ha vuelto a lamentar las pésimas condiciones de ambos terrenos de juego "a nada que caen dos gotas de lluvia".
Una inspección de los técnicos de la Concejalía de Obras e Infraestructuras del municipio ha determinado que la razón de que se formen los charcos es una mezcla errónea de las arenas, que convierte al suelo en impermeable y no deja que el agua se filtre hacia capas más profundas. "El drenaje es perfecto; lo que falla es el firme que hay encima", aclaró Vila.
La solución pasa por levantar todo el suelo de los dos campos y volver a mezclar las arenas correctamente, "pero esto supondría suspender una media de 20 partidos cada fin de semana", puntualizó el edil de Deportes. La humedad que actualmente soportan los terrenos también es un factor disuasorio a la hora de decidirse a, remover el suelo, ya que la arena pesa más.
José Luis Vila aclaró que esta obra ya estaba terminada cuando él accedió a la Concejalía de Deportes. "Aun así vamos a asumir su arreglo. Hay una cláusula de garantías por un año, así que lo tendrá que resolver la empresa constructora", dijo.
Los campos de fútbol fueron construidos en primavera por la anterior corporación municipal, formada por el PSOE e IU, al igual que la actual. Pese a su posterior paso por agua, las instalaciones se inauguraron sin un bautizo formal, y siguen sin tener nombre oficial, aunque la mayoría de los deportistas que acuden allí cada fin de semana las denominan, como el concejal, "las lagunas de Ruidera". Entre los partidos que se han suspendido en los últimos días por las condiciones del terreno destaca el de los cadetes del Club Deportivo Móstoles.
Otro problema que lleva a los deportistas mostoleños a pensarse dos veces si usan las instalaciones municipales es el de los vestuarios del polideportivo El Soto. Este recinto, por el que pasan 7.000 personas cada semana, es el más antiguo del municipio y, por ende, el más achacoso.
Según los deportistas, los vestuarios viejos se han convertido en simple lugar de paso "donde ni un alma se ducha por la falta de agua caliente", dicen los afectados, quienes aseguran, además, que sólo los más atrevidos se cambian de indumentaria con riesgo de coger una pulmonía y de exhibirse delante de los demás. "Las puertas están rotas y dejan al descubierto y a la intemperie al machote que ose quitarse la ropa en un sitio donde la calefacción también escasea", comentan los afectados.
Al lado de estos vestuarios hay otros 12 flamantes habitáculos listos para su uso. Su apertura está condicionada al correspondiente permiso de Industria.
"El documento no ha llegado aún. Estoy muy preocupado, porque recibo continuas quejas de los usuarios de El Soto a los que ya no sé qué decirles", lamenta el edil de Deportes de Móstoles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.