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Getafe preestrena 'La boda', de Bertolt Brecht

El Teatro de la Danza de Madrid, compañía estable con 19 años de historia a sus espaldas, ha ultimado un nuevo montaje para intentar repetir el éxito que La zapatera prodigiosa, de García Lorca, le reportó la temporada pasada a lo largo de 235 representaciones. Esta vez será La boda, uno de los textos más accesibles, hilarantes y surrealistas del primer Bertolt Brecht. Elestreno oficial tendrá lugar el día 15 en Segovia, pero este fin de semana habrá tres pases de preestreno en la Casa de la Cultura de Getafe (144.000 habitantes), donde la compañía dispone de su centro estable.

La boda (de los pequeños burgueses), de un solo acto y fechada en 1919, cuenta, en clave grotesca y cabaretera, la celebración de un festejo nupcial en la casa del novio. La feliz pareja, sus emocionados padres y los más allegados se han reunido en ocasión tan entrañable para beber, charlar y reír.Desde el primer momento, sin embargo, el espectador percibe que las cosas no van a salir bien: las conversaciones surgen forzadas, lo que a unos les hace gracia a otros les repugna, y los silencios, breves pero incómodos, se multiplican. Por si fuera poco, el mobiliario, que tan primorosamente construyera el propio novio, se obstina en troncharse en pedazos. El descalabro será total. "Me fijé en esta obra porque es lúdica, divertida, agridulce", confiesa el director de la compañía, Luis Olmos, de 43 años. "Te ríes y, a la vez, te quedas petrificado: son las cosas de Brecht, humor al fin y al cabo".

Olmos ha sido, muy respetuoso con el texto, aunque lo ha salpimentado -norma de la casa- con números de baile. La música pertenece al Quinteto opus 39 de Prokófiev, coetáneo del dramaturgo alemán; y la coreografía tiene "sabor a pantomima", explica Olmos. "Es lo apropiado. Brecht estaba influido en esta época por las comedias de Karl Valentin y el cine de Chaplin".

Muy cerca de Olmos ha estado en todos los ensayos otro de los fundadores del Teatro de la Danza, Roberto Álvarez, pasándolo bastante peor que cuando actúa, según asegura. Álvarez cree que La boda tiene la rara virtud de ser teatro de calidad y al tiempo llegar al gran público. "De eso se trata, porque el teatro no existe sin el espectador. Es como hacer el amor tú solo: eso se llama masturbación". Para los papeles protagonistas se barajaron los nombres de Silvia Marsó y Miki Molina, pero ambos acabaron rechazando la oferta por compromisos cinematográficos. La coreógrafa Alicia Mántaras (la Josefina de Al fin solos) encarna finalmente a la novia, mientras su pareja corre a cargo del prometedor Roberto Enríquez.

Ambos se muestran encantados con esta comedia, género que no han frecuentado demasiado. "A mí me gusta bastante hacer el payaso", admite Alicia entre risas. "La boda es disparatada, tan del absurdo que parece de lonesco", tercia Roberto. "Es una crítica hacia lo que supone casarse y guardar las apariencias, pero el espectador no se para a pensar: 'Dios mío, yo soy como esa señora".

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La boda, de Bertolt Brecht. Días 8, 9 y 10, a las 20.00. Centro Municipal de Cultura de Getafe. Calle de Madrid, 54. 500 pesetas.

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