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El Ejército ruso se mete en política

El futuro Parlamento tendrá un fuerte grupo de presión castrense

En vísperas de las elecciones parlamentarias rusas, ni siquiera el Ministerio de Defensa se preocupa de sustentar la doctrina oficial: el mito de que las Fuerzas Armadas de Rusia no participan en política. Por el contrario, el ministro de Defensa, Pável Grachov ha declarado abiertamente que en la futura Duma Estatal desea formar una fracción que defienda los intereses de los militares. Ese grupo de presión castrense del futuro Parlamento será muy influyente si se tiene en cuenta que se presentan más de cien oficiales a los comicios en las circunscripciones por sistema mayoritario, a lo que se agregan los uniformados que compiten en las listas de partidos y los numerosos nacionalistas que seguramente saldrán elegidos. El Ministerio de Defensa ha participado en la presentación de candidatos militares en las elecciones del 17 de diciembre. Según la prensa rusa, 23 generales y 100 oficiales reunieron, con el beneplácito del mando militar, la cantidad necesaria de firmas para tratar de ganar un escaño en las circunscripciones de, sistema mayoritario. A estos candidatos se suman otros mil más, que, según el Ministerio de Defensa, representan los intereses de la industria militar rusa, de las asociaciones de veteranos de guerra y de uniformados jubilados.El electorado en que confían estos candidatos lo constituyen, en primer lugar, el Ejército y otras 20 instituciones de hombres armados que suman cerca de cinco millones de personas. A ellas se agregan sus familias, con lo que la cifra se dobla. En segundo lugar, los veteranos de guerra y los jubilados de las Fuerzas Armadas, que son unos ocho millones. En tercer lugar, los candidatos militares confían en los votos de las familias obreras y empleadas del complejo de la industria militar, que son cerca de 30 millones de personas. Por último, los cosacos -unos dos millones- también son potenciales votantes a favor de los militares. Aunque éste es el electorado potencial, y se excluye que todos, los 50 millones, de personas, voten por los candidatos militares, también hay que tener en cuenta que otras gentes también votarán por algunos uniformados.

Nadie duda de que en las circunscripciones de un mandato, los militares y sus familiares votarán no tanto por la orientación política del candidato, sino por la intención de éste de defender o no los intereses del Ejército en el Parlamento. Por ello, es muy probable que este sector prefiera a los candidatos militares, a los oficiales retirados y a los dirigentes de empresas del complejo de la industria militar.

El partido más popular entre los militares de carrera, según las encuestas, es el Comunista (23%), seguido del ultranacionalista Liberal Democrático (PLD) de VIadímir Zhirinovski (16%; sobre todo, oficiales jóvenes); después vienen Nuestra Casa es Rusia (NCR), del primer ministro Víktor Chernomírdin (12%) y el Congreso del las Comunidades Rusas del ex secretario del Conse jo de Seguridad, Yuri Skókov y del general retirado Alexandr Lébed (7%). Entre los llamados a filas, el más popular es el PLD, con el 22%, seguido de Opción Democrática de Rusia (OPR), de Yegor Gaidar (12%) y de NCR (7%). De los líderes, el más popular es Lébed (48%), seguido del ex vicepresidente Alexandr Rutskói (42%), que encabeza el bloque Derzhava, y de Zhirinovski (30%).

Cada partido cuenta con el apoyo de una o más organizaciones militares y tiene a conocidos uniformados entre los primeros nombres de la lista o incluso están liderados por generales. Además de Lébed y Rutskói, destacan Borís Grómov -héroe de Afganistán-, que encabeza el bloque Mi Patria; Lev Rojlin -que tuvo una destacada actuación en Chechenia- en Nuestra Casa es Rusia; Yevgueni Podkolzin, comandante de los Paracaidistas, y Eduard Baltin, comandante de la Flota del Mar Negro, en el bloque Por la Patria, etcétera.

El interés de los militares por entrar en el nuevo Parlamento es comprensible: la situación del Ejército es lamentable y ya no confían en que terceras personas les solucionarán los problemas. El presupuesto de las Fuerzas Armadas con suerte llegará a la mitad de lo que los militares consideran el mínimo necesario, con lo cual es muy probable que se repita lo ocurrido este año: meses de retraso en los pagos de los sueldos, mala alimentación, falta de medios técnicos, etcétera.

El 62% de los oficiales no está satisfecho con su trabajo en la Fuerzas Armadas y el 79% con su situación material. De ahí la alarma de los sociólogos militares: si en el futuro no hay cambios radicales en el Ejército, para julio del año próximo las Fuerzas Armadas "por primera vez en su historia se convertirán en un elemento social peligroso para la sociedad rusa".

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