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Los brigadistas y la promesa de Negrín

PSOE, IU y PNV piden la ciudadanía española para los voluntarios de las Brigadas Internacionales

Son viejos. Algunos son muy viejos. Y pocos. Pero late en ellos un extraño fuego que reluce en el mal castellano de sus cartas. Tienen, todavía, el recuerdo vivísimo de "aquellos añorados tiempos" y se sienten a sus 70, 80 años, "con fuerzas para decir: nos encontramos en pie de lucha". Son los viejos miembros de las Brigadas Internacionales: franceses, rumanos, polacos, estadounidenses, suecos, holandeses, belgas... que 60 años después de pisar, algunos por primera vez, España, verán cumplida una promesa que entonces les hizo Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República Española.El Parlamento español, por iniciativa de PNV, PSOE e IU -que han re cogido las propuestas de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales-, aprobará hoy una proposición no de ley instando al Gobierno a que les conceda -por fin- la nacionalidad española. Se cumple una promesa, pero lo cierto es que ellos, que han recibido con júbilo la noticia, no lo necesitaban porque "nos sentimos en verdad como hombres que tienen dos patrias", escribe uno de ellos.

Para el próximo año, la asociación tiene previsto organizar un homenaje con motivo del 600 aniversario de la crea ción de las míticas brigadas. Quieren que vengan y reciban aquí el reconocimiento a su lucha.

Quedan unos centenares en todo el mundo. Eran más de 40.000 brigadistas los que en el otoño de 1936 llegaron a una guerra romántica y terrible. "Quedamos muy pocos en vida en Polonia. Los sobrevivientes lucharon en diferentes frentes de Europa y pasaron una parte de ellos- por los campos de concentración. ( ... ) Así que para el viaje a España no habrá más de 4-5 interbrigadistas", escribe el polaco Eugenius Szyr, contestando a la invitación para venir y recibir este homenaje. "De los más de 600 voluntarios rumanos, apenas diez siguen en vida", se lamenta Mihaíl Floresku.

Otros no han podido contestar. Liliane Robbyns disculpa a su marido, el belga Willy de Coninck.: "Willy está enfermo y paralítico, imposibilitado completamente para escribir". El francés Roger Ossart está dispuesto a venir a España, pero aclara: "El gran problema es la edad media de nuestros veteranos, sensiblemente por encima de los 80 años". Pese a todo, espera que se podrán "movilizar entre 10 y 15 camaradas". Per Erikson, sueco, vendrá. Y vendrá porque, "a pesar de contar con muchos años encima", dice, "nos consideramos todavía con -fuerza para decir que nos encontramos en pie de lucha contra todo abuso de poder".

Guardan la memoria de "un tiempo bello y fructífero a pesar de la derrota". Willy está paralítico pero, durante toda su vida, ha guardado celosamente documentos, escritos, recuerdos. Su esposa dice que ha mirado "entre sus papeles" y que remite documentos que pueden ser útiles para mantener vivo un archivo de los brigadistas. Trudi van Reenist-de Vries -"así es como Santiago Álvarez me conoce", aclara -recuerda perfectamente el hospital holandés que establecieron en 1937,- en Villanueva de la Jara (Cuenca). Ella era enfermera y habla de las- fiestas infantiles, "donde los niños recibieron comida extra de las raciones que los pacientes y el personal se habían quitado de la boca".

Y recuerda el horror tras la derrota. Cuenta cómo murieron muchos de sus compañeros en 1 a Resistencia, cómo desaparecieron en los campos de concentración, cómo fueron fusilados. Recuerdos. El polaco Eugenius Szyr evoca cómo se unieron a las Brigadas Internacionales "los deportistas que vinieron a Barcelona para participar en la Spartiacada Obrera y también emigrados políticos que vivieron entonces en España como en la tierra del asilo".

No han perdido ni un ápice de aquel fervor que marcó para siempre sus vidas. "Esperamos que este magno evento", dice Per Erikson, "sirva de ejemplo para las futuras generaciones, ahora que fuerzas extrañas como la xenofobia del nacionalismo y del fascismo comienzan nuevamente a aflorar". Porque aquello fue, dice Mihaíl Floresku, "una valiosa escuela política y militar para la defensa de la libertad y la democracia, independencia y soberanía nacionales", pero, sobre todo, fue un tiempo y una España que "queda en nuestra memoria y corazón".

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