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Rosemary West, culpable de 10 asesinatos

La dueña de la 'casa de los horrores', deberá permanecer siempre encerrada, dice el juez

Isabel Ferrer

Rosemary West se tambaleó ayer en la sala de vistas de Winchester, cuando el jurado la declaró culpable del asesinato de las otras siete jóvenes que residieron en su domicilio de Gloucester en los últimos 20 años. Luego rompió a llorar y le pidió a su abogado que apelara la sentencia. Con 10 muertes a sus espaldas, está viuda de 41años y madre de ocho hijos, ha escrito uno de los capítulos más escabrosos de la historia reciente del Reino Unido. Instantes después de conocerse el fallo, la policía pidió ayuda para localizar, -vivas o muertas- a nueve mujeres más desaparecidas y relacionadas con la familia West."Usted no deberá abandonar jamás la cárcel", le dijo el juez Mantell a Rosemary cuando calló el jurado. El público que abarrotaba la sala, estalló casi en aplausos. Muy pálida, ella abandonó inmediatamente el tribunal escoltada por dos, policías.

Mantell agradeció entonces sus esfuerzos a los siete hombres y cuatro mujeres que la declararon culpable. "Sé lo que han sufrido pero han prestado un servicio impagable a la sociedad", señaló. Luego les aseguró que podían declinar ser elegidos de nuevo para otros casos. Un equipo de psicólogos se ocupará ahora de confortarles para que puedan sobrellevar la pesadilla emocional que se avecina. Con el tribunal vacío ha empezado la reflesión y las preguntas, algunas muy comprometedoras. ¿Cómo es posible que un matrimonio anodino hubiera convertido su hogar en un centro de torturas? ¿Dónde estaban los asistentes sociales cuando sus ocho hijos acudían una y otra vez a urgencias a lo largo de su infancia? Las heridas y rozaduras de sus cuerpos no parecieron sorprender a nadie. Y, sobre todo, ¿por qué desaparecen sin dejar rastro 10 mujeres y nadie las reclama?

Los servicios sociales de Gloucester se han apresurado a subrayar que no deben juzgarse unos hechos de hace 20 años con los baremos de hoy. "Nadie debe cargar con esa culpa porque este caso era inimaginable", han dicho. Durante el juicio Rosemary ha reconocido tendencias lesbianas y que mantuvo relaciones con otros hombres. Cuando él se suicido en la cárcel a principios de este año, su mujer aseguro que nunca supo nada.

El jurado no se lo ha creído, pero la actitud de la acusada ha sido cuando menos ambigua. Ha llorado un poco, ha rechazado con ardor cualquier complicidad y no ha movido un músculo cuando una de sus hijas mayores relataba las vejaciones padecidas en el sótano de su casa.

La ciudad de Gloucester, que desea de alguna forma honrar la memoria de las diez jóvenes que perdieron la vida en la casa de los horrores, consideran ahora la posibilidad de convertir en un santuario la vivienda de tres pisos de los West, construida hace 150 años.

El informe del caso retrata al matrimonio como una pareja perversa y necesitada de fuertes emociones sexuales. Su vida juntos degeneró hasta extremos inconcebibles que, tal vez nadie podrá explicar nunca del todo. Sus cinco hijos menores permanecen hoy en hogares de acogida. Su madre ingresará en breve y para siempre en prisión. Caso cerrado.

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