La pista del Che
Un general boliviano revela que Ernesto Guevara fue enterrado bajo un campo de aviación hace 28 años
En cuanto Ernesto Che Guevara fue capturado mientras encabezaba una pequeña columna de guerrilleros en Las montañas de Bolivia en 1967, el Ejército decidió borrar toda evidencia de la campaña que efectuaba Cuba por exportar su revolución por toda América Latina. Guevara, una figura legendaria en la izquierda, fue inmediatamente ejecutado junto a otros prisioneros. Tenía 39 años. Agentes argentinos (de donde era natural el Che) cortaron sus manos para comprobar sus huellas dactilares. Los soldados bolivianos recogieron su cadáver y lo enterraron en un lugar secreto. Su desaparición condujo a una especulación sin fin, especialmente en Latinoamérica, donde Guevara es todavía considerado como un mártir de los ideales de la transformación social. Ahora, tras 28 años de silencio, un general retirado del Ejército boliviano que tomó parte de la lucha antiguerrillera y fue testigo del entierro ha decidido contar dónde están los restos del Che."Ha pasado tiempo suficiente; es hora de que el mundo lo sepa", asegura el general Mario Vargas Salinas en el jardín de su casa de Santa Cruz, en las tierras bajas del este de Bolivia. "El cuerpo del Che fue enterrado en una fosa común en Vallegrande", dice refiriéndose a fa capital provincial de las montañas, situada a más de 200 kilómetros de Santa Cruz. "Está enterrado bajo la pista de aterrizaje".
El Gobierno cubano siempre trató de recuperar el cadáver. Guevara se mantiene como uno de los santos patronos de, la Revolución al que se cita en tiempos de dificultad. Incluso muchos cubanos que no comulgan con el Gobierno tienen una buena imagen del Che. El problema surgido con el cadáver ha sido, durante años, un punto delicado en las relaciones entre Cuba y Bolivia. La campaña cubana para recuperar los restos nunca encontró eco en La Paz. En Bolivia, las autoridades aseguraban desconocer el lugar del entierro.
El general Vargas, quien en 1967 tenía 30 años y era un oficial destinado en Vallegrande con la 8ª División del Ejército, asegura que sólo hubo tres testigos del entierro del Che. El, general retirado cree que aún vive otro de los testigos de lo ocurrido, pero de él sólo recuerda que se apellidaba Ticona.
Después de la medianoche, en las primeras horas del 11 de octubre de 1967, relata Vargas, él y el comandante Guido Flores recibieron la orden de acompañar a Ticona. Éste condujo una camioneta que llevaba en su interior los cadáveres de seis guerrilleros, incluido el de Guevara, hasta la pista de aterrizaje de Vallegrande. "A continuación trajo un tractor", afirma el general, "cavó un foso, acercó la camioneta con los cadáveres y los echó dentro del hoyo; después subió al tractor y los cubrió de tierra".
Vargas participó en la captura del Che el 8 de octubre. El guerrillero pasó la noche en la escuela vacía del poblado de La Higuerera, a unos 50 kilómetros de Vallegrande. Al día siguiente, el entonces presidente de Bolivia, René Barrientos, ordenó la ejecución. Vargas, quien habló después con alguno de los soldados bolivianos. que participaron en el asesinato, recuerda que las últimas palabras del Che fueron: "Dispara, cobarde. Vas a matar a un hombre".
El cuerpo agujereado de Guevara fue trasladado después a Vallegrande, colocado en la lavandería de un hospital para su exhibición pública. Cientos de personas acudieron a ver el cadáver. Algunos tomaron fotos. Mujeres de Vallegrande dijeron que el Che parecía Jesucristo y cortaron algunos de sus cabellos como recuerdo, admite hoy Susana Osinaga, una enfermera que ayudó a preparar el cadáver.
En la noche del 10 de octubre, los militares pusieron fin al espectáculo público. El Gobierno de Barrientos había decidido hacer desaparecer el cuerpo del guerrillero. Quería evitar que el lugar del entierro se convirtiera en centro de peregrinación.
Las manos amputadas del Che y una máscara de cera fabricada en el hospital se encuentran en Cuba desde hace años. Un periodista boliviano las logró sacar de Bolivia. Hoy permanecen también en, un lugar secreto.
¿Por qué desvelar el secreto en éste? El general Vargas Salinas responde: "Si los israelíes y los palestinos han conseguido la, paz..., ¿por qué no la vamos a alcanzar nosotros?".
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