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TRAS LAS ELECCIONES CATALANAS

Pujol intentará gobernar sin aliados estables hasta que las legislativas aclaren si el PP le necesita

Jordi Pujol intentará gobernar en minoría y sin pactos estables, al menos, hasta que las eIecciones generales de marzo despejen la principal incógnita: si el nuevo Gobierno surgido de las urnas necesita o no el apoyo nacionalista y, como consecuencia, si Pujol puede tener bien, amarrado en el Parlament al partido que necesite sus votos en Madrid. Esta era ayer la primera conclusión que extraían los dirigentes nacionalistas consultados por este diario.

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Gobernar en minoría en los proximos tres meses no le resultará difícil a Pujol. De aquí a marzo la vida parlamentaria será prácticamente nula: en enero y febrero el Parlament está de vacaciones y en marzo las elecciones legislativas ocuparán todas las energías de los partidos Si el PP gana las elecciones legislativas por mayoría absoluta y se impone el sector poco o nada partidario de entenderse con los nacionalistas, la opción más probable para CiU es buscar un acuerdo preferente, con Esquerra Republicana para formar un frente de resistencia nacionalista.El presidente saliente de la Generalitat reiteró ayer que no tenía ninguna prisa por, abrir conversaciones con las demás fuerzas políticas porque no es posible una fórmula de gobierno alternativa a Convergència i Unió (60 escaños). La suma de socialistas, Iniciativa-Els Verds y Esquerra Republicana es de 58 escaños y resulta imposible que el Partido Popular (17 diputados) se sume a una alternativa con los partidos de izquierda.

Una de las primeras cosas que CiU deberá negociar con la oposición es la composición de la Mesa del Parlament, que por primera vez desde 1984 no podrá controlar. Pero más importante resultará la negociación para que, sean los socialistas sean los populares, no voten en contra en la segunda de las votaciones para la investidura de Pujol. De acuerdo con la legalidad autonómica para ser investido presidente el candidato debe obtener la mayoría absoluta en la primera votación o la mayoría simple en la segunda, que se celebrará 48 horas más tarde.

Pujol ya gobernó en minoría ele, 1980 a 1984, con 43 diputados, apoyándose por igual en Esquerra Republicana y en Centristes de Catalunya-UCD. Pero las circunstancias de entonces eran distintas: Suárez y luego Calvo Sotelo necesitaban los votos nacionalistas para seguir gobernando y Esquerra tenia una dirección menos radicalizada que la actual. CiU cedió entonces la presidencia del Parlament al secretario general de ERC, Heribert Barrera, a cambio del apoyo. Ahora Pujol puede verse obligado a ceder también la presidencia de la Cámara a un diputado de la oposición. Duran Lleida admitió ayer las dificultades para gobernar en minoría, pero no lo consideró imposible hasta que la realidad les demuestre lo contrario.

Influir en Madrid

Pujol reiteró ayer que su coalición no va a renunciar al "principio del catalanismo político" de intentar seguir influyendo en la política española. Y ello a pesar de que uno de los factores que los nacionalistas admiten que les ha perjudicado en las elecciones ha sido la colaboración de estos dos años con el Gobierno socialista. Pujol precisó que si ha pagado un precio no ha sido por la colaboración en sí misma, que en su opinión ha reportado, beneficios a Cataluña y a España, sino porque ha ido ligada a una época de escándalos y crispación en la política española "que ha salpicado y manchado" el balance de su acción de gobierno. El líder nacionalista atribuye también el retroceso de CiU a que muchos votantes, la mayoría abstencionistas, han ido ahora a votar pensando más en clave española que catalana: unos para que Felipe González siga y otros para apoyar la opción de José María Aznar. El voto antisocialista que en el pasado optó por CiU como voto útil en las autonómicas, pero que antes había votado a UCD, se ha ido esta vez al Partido Popular.

La coalición nacionalista se apresta ahora a cerrar filas. Ayer, el líder de Unió Democrática, Josep Antoni Duran Lleida, lanzó un llamamiento para que los dos partidos coligados refuercen su unidad. Un objetivo que implica, dijo, el respeto de un partido respecto al otro y un mayor diálogo interno en la coalición. Duran ofreció la inmediata renovación del pacto, de coalición con vistas a las legislativas de marzo..

En las últimas semanas ha bía trascendido que dirigentes de Convergència instaban a Pujol a romper el pacto de coalición con Unió para forzar a este partido a que comprobara en solitario su fuerza real en unas elecciones. El resultado electoral del domingo ha disuelto como un azucarillo esa amenaza, porque la ruptura dejaría a Pujol en una minoría parlamentaria aún más inquietante. No consta que Pujol haya llegado en algún momento a ser receptivo a las propuestas rupturistas de su entorno, pero por si acaso Duran conjuró ayer este peligro ofreciendo la renovación inmediata del pacto.

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