"...¡Ya es hora!"
La plantilla madridista regaló un valioso reloj a Mendoza en la comida que le ofreció como despedida
"¡Ya es hora! Tratándose de un reloj...". Michel dudó un momento, pero inmediatamente después dijo la verdad, aunque pareciese lo contrario por su tono irónico. Hubo tanto interés en conocer la dedicatoria del reloj que los jugadores del Madrid regalaron a Ramón Mendoza en la comida de despedida como emotividad en su adiós."No voy a hacer publicidad gratuita" fue la excusa de Mendoza para silenciar, la marca del reloj, un Cartier. Un jugador, durante la comida aprovechó un descuido y cambió el reloj por otro modelo de ganga. "Es muy bonito", fue el cumplido del presidente, que, en principio, se creyó el engaño.
La premura de tiempo fue la excusa de algunas ausencias. Ángel Cappa y Ángel Félix, los ayudantes de Valdano, no pudieron asistir a la comida; tampoco los médicos, ni los masajistas. Media docena de sillas de las 40 del salón reservado del restaurante quedaron vacías. Ninguna de ellas estaba destinada a jugadores. Sólo un directivo, Nemesio Fernández Cuesta, acompañó al presidente. "Soy el único que me marchó con él [por Mendoza]", aclaró.
"¡A ver, la mesa del señor del pelo blanco [por Ramón Mendoza!", preguntó el portero Buyo al llegar al restaurante. Un ambiente festivo y divertido rodeo la ocasión. Quique y Soler, los últimos en presentarse, fueron recibidos con los aplausos de sus compañeros. "¿Qué pasa aquí?", preguntó un cliente despistado al ver el número de camáras de televisión y fotógrafos.
"Ensalada de foie-gras de pato y carne o pescado, a elegir", fue el menú. El capitán Sanchis y el entrenador Valdano se sentaron a la derecha e izquierda, respectivamente, del presidente.
"Ha sido emocionante y una buena comida. Me han regalado un reloj", fue lo máximo que dijo Mendoza. "Ha estado tan simpático como siempre y más emotivo que nunca", fue la conclusión de Valdano refiriéndose a, Mendoza. "El presidente se ha mostrado en su estilo", añadió el técnico. "Con los jugadores siempre ha tenido una relación de complicidad".
"Quiere que ganemos la Copa de Europa. También le pertenece a él", fue el deseo de una despedida en la que, según Michel, se habló sobre todo "con el corazón".
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