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1.300 madrileños, de los 7.600 elegidos, renuncian a ser jurado

Casi 1.300 madrileños, de los 7.600 elegidos en la capital como candidatos para formar parte un jurado, han comunicado ya por escrito al juzgado decano de Madrid que no quieren o no pueden pertenecer al jurado popular, según fuentes jurídicas. La cifra de renuncias (que, de momento, se eleva a un 17% de los candidatos elegidos por sorteo) no es todavía definitiva, pues el plazo para presentar las alegaciones -que se abrió el día 1 de noviembre- concluirá mañana, miércoles.

A partir de ese día, la juez decana de Madrid, Manuela Carmena Castrillo, estudiará todas las excusas presentadas y comunicará por escrito las que han sido aceptadas. No será así con las denegadas.Las 1.300 personas que ya han dicho no al jurado pertenecen al partido judicial de Madrid. Los decanatos de cada partido judicial de la provincia son los competentes para estudiar y resolver las excusas que se presenten en sus respectivos ámbitos jurisdiccionales. Para el total de la provincia, la Audiencia eligió el pasado mes de septiembre, por sorteo y con ayuda de la oficina provincial del censo de Madrid, a 11.250 madrileños, de los que 7.600 corresponden a la capital.

Nadie, salvo que se le excuse oficialmente y por escrito, puede negarse a ser miembro del jurado si resultó elegido en el sorteo, celebrado el pasado mes de septiembre, y en el futuro es llamado por un tribunal para ese menester.

La mayoría de las excusas alegadas por los residentes en la capital -ser mayor de 65 años, no saber leer ni escribir estar discapacitado o condenado...- figuran recogidas como tales en la ley que regula el funcionamiento del Tribunal del Jurado. Sin embargo, la excusa no significa exclusión. Es decir, el hecho de tener 65 años o más o no saber leer ni escribir no implica una exclusión: si, por ejemplo, el candidato tiene más de 65 años y tampoco sabe leer ni escribir, puede ser jurado. Basta que no alegue.

Una señora de 72 años acudió recientemente a la plaza de Castilla diciendo, según relata un funcionario judicial, que sí deseaba ser miembro del jurado. "Para mí es un orgullo; y además se cobran 10.000 pesetas", explicó la mujer.

Algunas de las alegaciones ya presentadas no se atienen, aparentemente, a las establecidas en la ley, y previsiblemente serán rechazadas por el decanato. Entre las renuncias presentadas figura una, por ejemplo, de una estudiante de fisioterapia que aduce como excusa la imposibilidad de faltar a sus clases prácticas en la universidad durante el año 1996. Ser miembro del jurado, dice la ley, es un derecho y un deber irrenunciable.

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Los candidatos ahora elegidos lo son sólo para el año próximo, 1996. Todos los años pares se celebrará un sorteo, del que se excluirá a los elegidos en anteriores sorteos. Un porcentaje elevado de las excusas ya presentadas tiene que ver con la salud, tanto en su vertiente física como psíquica. Muchos candidatos han alegado alguna enfermedad muy grave que les afecta, bien a ellos o bien a miembros de su entorno familiar más próximo. Curiosamente, las renuncias por trastorno mental, acompañadas del oportuno informe psiquiátrico, son numerosas.

La Ley del Tribunal del Jurado entrará en funcionamiento a finales de este mes de noviembre. A partir de entonces, cualquier delito susceptible de jurado que se empiece a instruir puede ser enjuiciado por un jurado popular. Los jueces de la Audiencia de Madrid calculan que el primer juicio de este tipo se celebrará la próxima primavera, en marzo o abril.

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