González reta a Aznar a desbancarlo antes de marzo con una moción de censura
Las elecciones serán en marzo. Y no lo son mes y medio antes porque Felipe González quiere culminar la presidencia europea. El jefe del Gobierno aconsejó ayer a José María Aznar que, si antes de los comicios quiere cambiar la mayoría, presente una moción de censura y diga al país, "qué es lo que quiere hacer, aunque sea por una sola vez". Fue un día agridulce para los socialistas. Por la mañana, la Cámara se unió, a excepción del PP, pará aprobar el Código Penal, pero por la tarde, el PSOE se quedó solo, sin aliados, durante las explicaciones de González sobre las razones de su entrevista con Jesús Santaella, abogado de Mario Conde y el coronel Juan Alberto Perote.
Los socialistas no salieron contentos, y al final del debate reconocieron sin ambages que no les había resultado favorable en absoluto. Aunque se observaron diferencias entre las actitudes del PP y de Izquierda Unida, por un lado, y los demás, por otro, lo cierto es que toda la oposición criticó a González por su tardanza en explicar las razones que le llevaron a recibir a Santaella.El líder socialista se dio cuenta enseguida de que los portavoces parlamentarios se referían brevemente al asunto de Perote y pasaban a desgranar el catálogo de errores que atribuyen al Gobierno, para culminar pidiendo elecciones inmediatas. Toda la culpa de que haya o no chantaje la tiene Felipe González. Así lo expresó Aznar, pero también Julio Anguita (JU), Joaquim Molins (CiU), Iñaki Anasagasti (PNV), José Carlos Mauricio (Coalición Canaria) y los representantes del Grupo Mixto.
Los socialistas, siempre pendientes de las intervenciones de CiU y del PNV, recibieron como aldabonazos los duros discursos de Molins e Anasagasti. Pero González resistió el capote que le ponían una y otra vez para que hablara de responsabilidades políticas y sólo se salió del asunto que le había llevado a la Cámara para asegurar, que las elecciones serán en marzo.
A su juicio, la única manera de medir la credibilidad está en las urnas, y aprovechó para reprochar a Aznar que al día siguiente del triunfo del PSOE en las elecciones del 6 de junio de 1993 se pusiera a cuestionar la legitimidad de esa victoria.
A vueltas con la legitimidad se siguió terminado este debate, ya que se reabrió la discusión en el turno de preguntas al Gobierno por parte del diputado del PP, Rafael Arias Salgado. Este parlamentario espetó a González que no tenía credibilidad democrática al no haber disuelto las Cortes cuando perdió una votación tan importante como la de la de Presupuestos. "Usted daña la democracia representativa", le dijo, con tal reiteración que González le replicó que para decir esas cosas no hacía falta que se mostrara tan tenso.
González aseguró a la Cámara que, si no fuera por los compromisos europeos y el deseo de aprobar algunas leyes, no hubiera tenido inconveniente en disolver las Cortes un mes y medio antes de lo recientemente previsto. Aun así, formuló un reto a los dirigentes del PP: "Si quieren cambiar la mayoría, presenten una moción de censura, presenten un candidato y un programa, díganle a los ciudadanos españoles qué es lo que quieren hacer, aunque sea por una sola vez".
Todos los portavoces hicieron fuego cruzado con González, pero como quiera que Aznar arremetiera también contra CiU, su portavoz, Joaquín Molins, desvió un momento, su mirada de los bancos del Gobierno a los de la derecha. Aznar había acusado a CiU de ser corresponsable de los males de España. Molins defendió la forma de hacer oposición de los nacionalistas catalanes frente "a la irresponsabilidad del PP, que muestra su escasa preparación para ir más allá de la pura y dura oposición
Molins apeló al tiempo, en concreto a marzo, para comprobar el veredicto de las urnas. Éste fue el único momento de alivio para el PSOE, ya que los portavoces no dejaron respirar ni un momento a González.
Joaquín Almunia, presidente del Grupo Parlamentario Socialista, miró a los bancos del PP y aseguró que el Gobierno "se ha mantenido firme ante los intentos de chantaje". Acabó con una advertencia: "Lo qué está ocurriendo no sólo debe preocupar al Gobierno".
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