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Los países en desarrollo buscan vías de diálogo con el G-7

Juan Jesús Aznárez

Los países del Grupo de los Quince (G-15), cuyos funcionarios dudaban en privado sobre la viabilidad de reuniones con temarios excesivamente generales e intereses nacionales en ocasiones contrapuestos, se pronunciaron ayer contra el terrorismo, el narcotráfico, la pobreza y el proteccionismo, y acordaron abrir nuevas instancias de comunicación con los países industrializados (Grupo de los Siete). En las coincidencias finales de la V Cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno consideran que los grandes problemas no son patrimonio exclusivo de un país, sino lacras generales de un tiempo social y político y, por tanto, exigen soluciones globales.

Las 15 naciones del grupo, con una población superior a los 1.700 millones de habitantes, reclamaron nuevamente la colaboración internacional para combatir con medidas concretas lacras que amenazan la estabilidad de las democracias más frágiles. Nacido en 1990 con el objetivo de constituirse en interlocutor del Grupo de los Siete, el G-15 también aprobó una declaración sobre "Colaboración económica internacional para el año 2000 y más allá" que defiende los beneficios de la apertura y el mercado libre sin ocultar las consecuencias negativas de los drásticos programas de ajuste.

El presidente anfitrión, Carlos Menem, cuyo país atraviesa una recesión después de cuatro años de fuerte crecimiento, dijo que la prioridad argentina es reducir el desempleo (que aumentó del 6,8% al 18,6% durante la aplicación del programa liberal) y esto "pasa por mantener políticas macroeconómicas ordenadas y un crecimiento sostenido".

Asistieron a la cumbre presidentes, primeros ministros, cancilleres y representantes de los Gobiernos de Argentina, Argelia, Brasil, Chile, Egipto, India, Indonesia, Jamaica, Malaisia, México, Nigeria, Perú, Senegal, Venezuela y Zimbabue. Todos pertenecen a la Organizacion Mundial de Comercio y algunos al agonizante Movimiento de Países no Alineados, del que Argentina se separó durante la primera presidencia de Menem.

Un centenar de empresarios extranjeros se sumo a las comitivas gubernamentales en tanto que 150 hombres de negocios locales trataban de cerrar operaciones, principalmente con sus dinámicos contrapartes asiáticos. "Los países en vías de desarrollo tienen que dejar de llorar todo el tiempo, pensando que las cosas les van a venir de afuera; hay que pensar en hacer las cosas bien, puertas adentro", aconsejó el canciller argentino, Guido Di Tella.

Menem en un discurso ante el plenario, citó la pobreza, el desempleo, el fenómeno migratorio, la protección del medio ambiente, la lucha contra el narcotráfico y la transferencia de tecnología como asuntos que deben ser afrontados en los foros multilaterales.

El primer ministro, de la India, Narasimha Rao, acentuó la necesidad de promover una mayor cooperación entre los países en vías de desarrollo.

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