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En vías de arreglo

Vecinos de Leganés atajan por los raíles del tren

La mayor parte de los vecinos de San Nicasio -barrio de Leganés (178.000 habitantes) donde viven 21.000 personas- utilizan unas vías todavía en servicio para acceder a la estación de cercanías. Dar un rodeo por el subterráneo de la calle de Santa Rosa les hace perder unos minutos que consideran preciosos, especialmente cuando vuelven a casa después de trabajar. Por ello, todos los días laborables se ve un continuo trasiego cada cinco minutos que se hace más intenso en hora punta. Renfe dice estar dispuesta a arreglar el asunto.

Cuando llega el tren es fácil descubrir a los vecinos de este barrio porque en lugar de enfilar el paso subterráneo miran en dirección contraria y de un salto bajan un andén de 68 centímetros de altura y comienzan a cruzar tendidos férreos. Primero, el de la vía de servicio para trenes de cercanías; después, 200 metros de viejas traviesas de madera de la línea militar de Campamento por donde, aunque sin demasiada frecuencia, todavía pasa algún convoy. Todo el trayecto está lleno de pequeñas piedras que dificultan el andar y dan "mucho trabajo a los zapateros" dice Kati Camacho, de 42, años, una habitual del atajo.

La excusa general es precisamente la del ahorro de tiempo. Unos, como Conchi, de 22 años, porque tienen que comer deprisa para volver al trabajo. Otros, como Antonio, de 30, trabajador de un centro sanitario del barrio, porque si no cogiera el tren a determinada hora perdería después el autobús que ha de tomar para llegar a su barrio de Nuevo Versalles, en Fuenlabrada.

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Hace un año que los vecinos reclamaron un acceso

VIENE DE LA PÁGINA 1Ignacio, de 28 años, va todavía más lejos y ataja el doble saltando la valla de acceso a un aparcamiento.

El trayecto normal sería salir del tren, bajar un subterráneo para cruzar los tramos de mercancías, subir de nuevo a la superficie y salir de la estación por la calle de Santa Rosa. Desde allí habría que atravesar un nuevo paso, subterráneo, cruzar el aparcamiento de un supermercado y caminar unos 150 metros para llegar al mismo punto: las puertas de la línea militar. Los hay que apuestan por lo seguro, como Ana Ocedo, de 26 años, a quien no le importa dar el rodeo: "Me da miedo ese bordillo, tan alto".

Según Demetrio Segura, vicepresidente de la asociación de vecinos de San Nicasio, el atajo se ha convertido en una costumbre en los últimos años. Cuando la puerta de la vía militar no estaba caída, como ahora, se utilizaba un hueco en el muro. El representante vecinal critica a Renfe por no haber dado ya un acceso al barrio. "Si tuvieran un poco de vista, sólo tendrían que picar desde el andén y hacer unas escaleras; eso no vale tanto". Hace más de un año que la asociación reclamó este acceso.

"Es una reivindicación justísima", reconoce el concejal de Transportes, Rafael Gómez Montoya, quien hace 15 días se reunió, junto al alcalde, con responsables de cercanías para pedirles el nuevo acceso. Según el edil, Renfe mostró buena disposición al proyecto, pero éste habrá de ser aprobado antes por la comisión encargada del seguimiento del contrato-programa suscrito entre la compañía y el Ministerio de Obras Públicas. Para Renfe sería rentable, porque se trata de una zona en expansión donde se están construyendo nuevas viviendas y nosotros tenemos previsto un polideportivo" dice Gómez Montoya. Además, el Ayuntamiento trata de evitar la barrera física que supone el tendido férreo para barrios como San Nicasio con el soterramiento de las vías. Por eso ha destinado 3,5 millones de pesetas a un estudio de viabilidad que en estos momentos se encuentra en fase de exposición. La dirección de cercanías de Renfe elude cualquier responsabilidad y asegura que en la estación de Leganés no existen problemas de seguridad, especialmente desde que en abril pasado concluyeron unas obras para elevar los andenes. Cada día utilizan la estación 29.000 viajeros de los 267.000 que tiene en total la línea C-5. Afortunadamente, hasta ahora no ha habido ningún accidente en este atajo.

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